A la mujer del espejo

Entre el espejo

y mi vida

está tu vida.

Mujer

que baila,

pegada a mí,

para el hombre

del espejo.

Miramos 

al cristal,

tu pelo

alimenta,

mi boca

te sabe.

Mi mano

te agarra

tu seno
derecho;

a ella

el izquierdo.

En el espejo

tu maravilla.

y ella;

la de las tetas

cambiadas.

Preciosos
pechos

mudados
de sitio, 
donde el dedo

acaricia

un pezón 

erizado.

Somos cuatro;

aunque iguales,

cambiando solo

lo zurdo

y lo diestro.

Dos parejas

desnudas,

dos pieles

a fuego.

Nosotros 

dentro,

de vidrio

y de carne.

Y aquí estoy

detrás,

entre el espejo

y nosotros.

Tus labios 

rojos

como una puesta
de Sol

en un paisaje
africano.

Tu culo

tan cerca

que de gustarme

me duele,

que de rozarme

me abrasa.

¿Notas detrás

cómo tengo

la sangre?

!Qué guapa!

estás preciosa,

como siempre,

aún más

que la mujer

que nos mira.

Tienes ojos

de leona

y yo quisiera

ser tu fiera.

Y me agacho

y me arrodillo 

y te beso,

donde no

tienes boca.

Y el sabor

de lo profundo

me chorrea

la cara.

Y todo 

lo que digo

huele a ti.

Y todo

lo que miro

nos conmueve
y nos revienta.