lunes, septiembre 28, 2009

Por una sociedad cívica


Hace varias semanas en una playa de Portugal pude ver, para mi asombro, que en el mismo pasillo de acceso a la misma, además de varias papeleras para los distintos tipos de basuras, había numerosos conos de plástico rojos para que, los que fumamos, no dejáramos las colillas tiradas por la arena y las depositáramos en ellos. Cada fumador antes de entrar en la playa coge su cono y luego, al irse, lo vacía en una papelera, para luego dejarlo en el mismo sitio que lo encontró hasta su próxima utilización.

Pensé: -¡Bravo! Esto está bien; porque los que echamos un cigarrito de vez en cuando no debemos molestar con nuestras colillas a los que quieren disfrutar de una playa limpia, sin desperdicios y boquillas sucias aromatizando toallas y fiambreras tupperware.

Es para alegrarse que los humanos seamos capaces de modificar nuestros hábitos para no perjudicar los gustos y las vidas de nuestros semejantes. La llamada conciencia cívica que no cínica.

Hay muchos ejemplos; el caso de los vecinos que tienden la ropa exprimida para no mojar a la de la familia de abajo, o cuando tiramos la basura por la noche, o recogemos la caquita del perro -de eso, ya saben, tengo alguna experiencia-, o no se nos ocurriría poner el equipo de música a revienta calderas a las tres de la madrugada. Todas estas acciones son muestras del respeto a nuestros semejantes; porque aceptamos que, como vivimos en ella, es bueno cuidar nuestra sociedad.

No es difícil, en absoluto, modificar nuestros hábitos para no perjudicar al prójimo. Es muy sencillo, es tan fácil como asumir que todos merecemos respeto. Pero que no se escuden en: “Esto ha sido así toda la vida, ha sido así siempre”. Que no insulten más la inteligencia. Por ejemplo; antes se escupía en el suelo de los bares y se tenía que esparcir aserrín para no resbalarse con los asquerosos efluvios, y ahora nos podemos tomar un vinito sobre un suelo limpio que da gusto verlo. Hay ciertas “tradiciones” que pueden sacar al gran imbécil de capirote que cada uno lleva dentro.

Una falta deliberada de respeto al prójimo sólo se puede disculpar desde la más absoluta y desmedida ignorancia. Aunque desgraciadamente dudo si es sólo ignorancia o, sencillamente, una falta de vergüenza de campeonato; lo primero puede tener arreglo pero
la falta de vergüenza es complicada de reparar; decían que la curaba el viejo con dos hostias, bueno será pensar que, a falta de éste, la vaya metiendo en los cuerpos las autoridades.

Buenas noches, si alguien se dio por aludido –como decía Pepe Pichón- ¡Qué se chupe el yesqui!

Etiquetas:

7 comentarios:

Blogger Belén ha dicho...

La verdad es que si, lo malo es que muchas veces tienes a vecinos que no saben mucho de sociedades...

Besicos

P.D gracias por lo de escritora... pero no me considero apenas :) y no suelo escribir mucha poesía, se me da fatal!

29 de septiembre de 2009, 11:19  
Anonymous José Juan del Valle Ramírez ha dicho...

Hola Aureliano y no es que me sienta aludido, me estaba gustando tu comentario hasta que he leido el final y ya no me ha gustado tanto. Obviamente podría "chuparme el yesqui", pero eso aportaría poco al tema en cuestión y como se que te inquieta la curiosidad, te recomiendo un libro de un autor que has citado en otra ocasión. Me refiero a "La escuela del mundo al revés" de nuestro admirado Eduardo Galeano.

Salud y República.

29 de septiembre de 2009, 11:20  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Esta de moda y bien visto el que cada uno haga lo que quiera pero a veces no caemos en la cuestion de que todo tiene un limite. ¿Donde esta el limite? Pues es dificil, sabes. Ahi radica el tema eterno de vivir en sociedad y el ver cada uno lo que le interese ver; a mi me ha parecido tu articulo cojonudo y al Sr. Del Valle no tanto. ¿Ves lo dificil que es?
Un abrazo.

29 de septiembre de 2009, 18:18  
Blogger Jaht ha dicho...

¡Lo tenemos crudo!, teniendo nuestra juventud por modelos: por un lado la cultura de los USA y por otro la del botellón.

Tal vez lo cívico sería incivilizarnos contra algunas costumbres importadas y volver a utilizar el viejo y resultón sentido común.

29 de septiembre de 2009, 19:43  
Blogger DANI ha dicho...

Como dice Belén, lo jodido es que el perro del vecino de arriba se te cague en tu puerta, que el taxista escupa sin darse cuenta de que te está salpicando, el cabronazo que se pone a limpiar los cristales del coche cuando estas parado al lado con la moto...ja ja ja

En fin que a veces se te pasan las ganas de ser cívico, y eso que yo llevo siempre el cenicero en la bolsa cuando voy a la playa eh!!

Un abrazo

29 de septiembre de 2009, 22:37  
Anonymous Eduardo Galeano ha dicho...

El derecho al delirio.

¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:

el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;

en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;

la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;

el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;

la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;

se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;

en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;

los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;

los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;

los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;

los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;

la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;

la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;

nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;

el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;

la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;

nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;

los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;

los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;

la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;

la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;

la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;

una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;

en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;

la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;

la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»;

serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;

los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;

seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;

la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.

http://www.patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/patas.arriba/index.html

30 de septiembre de 2009, 10:09  
Blogger Felipe Marín Álvarez ha dicho...

A Belén, la artista, ¿Me puedes decir que es lo que tienes en la lengua? ¿Es un trocito de papel con una de tus historias o la píldora contra la necedad? ¿es otra cosa, o pudiera ser cualquiera?

A José Juan: Quizás he sido un poco grosero al final del texto. Aunque no sé que te desagradó, si la frase del “Yesqui”, lo de las dos hostias bien dadas del viejo, o las dos cosas por partes iguales.- Para mí el viejo simboliza el sabio-. Decirte de las hostias que me refería a que cuando un hombre adulto ya no tiene a nadie que lo pueda meter en vereda y se comporta de manera incívica, sólo las autoridades pueden, de alguna forma, contenerles la poca vergüenza, (Quizás se me olvidó decir que el rechazo de la sociedad también pudiera valer de algo). Si es por la frase del “Yesqui”, según entiendo y quizás tu sepas, el Yesqui se refiere a la yesca de los antiguos mecheros, y este hombre; Pepe Pichón, que no tuve el gusto de conocer o que, por mala suerte, no recuerdo, la utilizaba para expresar, imagino, lo que vulgarmente nosotros diríamos: “pues que se joda”. Siempre refiriéndome, respetuosamente, a los sinvergüenzas incívicos que molestan al prójimo a sabiendas. Es complicado explicar todo lo que quería decir en esta entrada. A ver si nos vemos y lo charlamos.

Amig@ anónim@, me reconforta saber que te gustó. El límite está en que una persona no se puede divertir y molestar a la vez. Infinítamente mejor que se aburra y no moleste.

Jaht: Muy Buenas frase que la quiero para mi colección, con tu permiso: “Tal vez lo cívico sería incivilizarnos contra algunas costumbres importadas y volver a utilizar el viejo y resultón sentido común”. Creo que deberíamos prohibir a nuestros hijos ver la televisión. Por higiene mental hay que declararle la guerra a esa puta caja tonta.

Dani: Muy ilustrativos tus ejemplos, casi tanto como tus fotos. Caña a los incívicos.

Eduardo Galeano: Un honor compartir estas letras. A su escrito le dedico una entrada. Me ha parecido el más fiel reflejo de la realidad del Mundo. Y lo he acompañado de una foto que aguardaba el texto para la que fue hecha, pues para mí representa una luz de esperanza, además frente a un faro, con todos los condicionantes que llevan aparejados los faros; fuentes maravillosas de la luz que ayuda a los hombres.

¡Qué bueno que calará su literatura! Precisamente mientras en Andalucía empiezan las anheladas primeras lluvias.

Un saludo a todos, gracias por venir.

1 de octubre de 2009, 0:43  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio