viernes, agosto 13, 2010

No se gana Roma en un día



Llegué a La Barda y oí pronunciar mi nombre; alguien me llamaba. Me metí las manos en los bolsillos y me lancé a la aventura. Caminé hacia uno de los poyetes y bajo un naranjo sombrío se encontraba ella; allí junto a sus amigas, apretada por unas dulces mallas color burdeos, envuelta en Agua Prima; tras sus ojos verdes azules estaba la niña que me robaba el sosiego. La miraba y no podía hablar, no sabía, quizá no fuera necesario pronunciar ni una sola palabra, lo único que quería era estar con ella, estar junto a ella, tenerla muy cerca, agarrarla y pegarme a ella como si fuera su ropa.

Estuvimos perdiendo el tiempo, comentando cosas, hasta que nos reunimos todos: los presentes y los ausentes. Después de llegar el último nos fuimos por ahí a dar un paseo. Bueno, no nos fuimos por ahí sino que nos fuimos allí; al lugar donde siempre soñé algún día entrar: el camino del cementerio. En la intimidad de aquella penumbra mi corazón saltaba, se agitaba, pues estábamos donde todas las parejas se daban el lote. Aquella noche había una docena poniendo en práctica aquello tan antiguo y reciente; el motor de todos los seres vivos: el sexo. Experimentos de lenguas, manos, roces, tensiones y respiraciones. Olores, pieles, sudores y salivas; el lenguaje silencioso de los labios incansables.

Era la mía. Por fin era la mía. La acerqué entera hacía mí, la apreté, la agarré con fuerza, pero ella ni siquiera se atrevía a mirarme. Sabía que si me miraba me la tragaría. Como si mis ojos fueran la trampa de mi boca. Ella se doblaba ligeramente hacía atrás para no caer dentro mientras el resto del grupo estaba a lo suyo y, aunque apenas se veía nada, sabía que todos ellos estaban intercambiando lenguas.


-Parece que mi chica necesita más tiempo –pensaba, resignando al sufrimiento dulce de un tremendo calentón y a un ligero dolor en los brazos de tanto arrimármela.

-No se gana Roma en un día –me consolé.

Pocas luces en el camino del cementerio, perfecto; noche de verano entre olivos, grillos y estrechas mariposas nocturnas.

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3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Bueno el caso es saber retirarse cuando no hay nada que hacer y tener paciencia cuando es cuestión de tiempo, bueno y saber distinguirlo, un saludo :)

13 de agosto de 2010, 14:50  
Blogger Elena ha dicho...

Ayyyyy, ese camino del cementerio!!!!
Cualquier camino es el idoneo para darnos cuenta de donde estamos en cada momento...

13 de agosto de 2010, 22:16  
Anonymous José Juan del Valle Ramírez. ha dicho...

Salud a tod@s.

Quien no apela a la propiedad para legitimar su poder, tampoco lo hace para legitimar su privacidad.

La propiedad siempre es privada.

Saludos Aureliano.

17 de agosto de 2010, 21:32  

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