miércoles, septiembre 17, 2008

Jabey.


(Foto de Leonardo Alanís)

Ahí dónde la veis Jabey no vende gafas, ni pulseras, ni mucho menos collares. Sólo es una tapadera. Jabey vende baratijas como coartada, es una táctica, aunque para que parezca verosímil a veces regatee el precio de sus cachivaches. Jabey es todo un profesional.

Pero su misión es otra. Él no ha venido a España para vender nada, ni para buscar trabajo, él no ha arriesgado su vida navegando sobre los ejes de un camión para acabar vendiendo basuras a los cuerpos que se tuestan sobre la arena. ¿Nadie se ha dado cuenta?.

Su destino es más grande. Enorme.

No debería contarlo... Pero lo que hace Jabey es grandioso: Está buscando a Dios.
Su clan lo escogió hace poco más de diecinueve años. Fue uno de los elegidos. Educado, mimado, criado junto a otros miles de buscadores y buscadoras. En sus manos está puesta toda la fe de su pueblo, también, quien sabe si, la de toda la humanidad. Porque tienen que encontrar a Dios.

Y aquí lo vemos, como a tantos otros que podéis ver por ahí semiescondidos. En los semáforos mirando dentro de los coches, en los campos buscando debajo de las pimenteras, cerca de ancianos de pelo blanco. Todos buscan.

Buscan caminando, respirando y mirando, como Jabey, con sus ojos de radares, escrutando cada cara, cada sonrisa, los rostros de las sombrillas. Buscando día y noche. Porque en algún sitio estará. ¡Maldita sea!.

El no es un vendedor, ya lo dije, es uno de los elegidos para la gran búsqueda.
Nadie lo ha visto desde hace miles de años, en algún sitio tiene que estar.

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7 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Ojalá ese Dios aparezca pronto, y Jabey lo invite a su país y a todos los paises de "por ahí abajo", y que ni un sólo niño, yo con eso me sentiría satisfecha, sufra de hambre, ni de sed, ni de un mal resfriado que le quite la vida. ojalá Dios aparezca muy pronto.

17 de septiembre de 2008, 12:17  
Blogger Mónica ha dicho...

Me parece una historia maravillosa, no se si se trata de realidad o ficción, pero en su fondo no es mas que igual que la mayoria de nosotros, buscadores, todos somos buscadores, buscamos cosasdurante el rsto de nuestra vida.

Mónica

17 de septiembre de 2008, 17:18  
Blogger José Manuel Martínez Limia ha dicho...

Pues dile a Jabey (la próxima vez que lo veas) que no busque más porque Dios no existe. O sí. Pero no va a encontrarlo en las playas de Punta Umbría ni en las pimenteras de El Ejido. Estará más cerca de encontrarlo en su tierra que en este mundo de mercaderes sin alma que es el nuestro. Pero claro, allí quizás tenga dificultades para comer, porque nosotros aquí nos lo comemos todo.

18 de septiembre de 2008, 17:38  
Anonymous Anónimo ha dicho...

En el fondo casi todos somos Jabey. Él vendiendo baratijas, otr@s vendiendo su propio cuerpo, los más vendiendo nuestra mano de obra, nuestro tiempo, nuestra vida al fin.

A Galopar

20 de septiembre de 2008, 20:58  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Leonardo Dijo:

Aureliano, hoy, al abrir el correo, he recibido con sorpresa un email que me solicitaba hacer público este mensaje. La firma del remitente es una simple “D” y me ha sido totalmente imposible localizar su dirección. Adjunta las fotos que os muestro. El mensaje dice así:

“He sabido de esa búsqueda de Jabey y sus hermanos y he aquí que he decidido dar señales de vida. No es difícil encontrarme: Mirad a los niños, sólo sus ojos tienen un poco de Dios en las pupilas. Buscad esas miradas en la generosidad de quienes se dan y en la angustia de quienes se han sabido perdidos para siempre. Hace tiempo que vuestros egoísmos me expulsaron al fecundo territorio de quienes cultivan la esperanza. Allí comparto su suerte, por eso me suponen perdido. Las confusas noticias que les llegan y que les hablan de vuestro falso paraíso les hacen emprender esos arriesgados y penosos viajes con que alimentáis rutinariamente vuestros informativos, vuestra indiferencia y vuestros miedos. Sólo ellos, los más pobres entre los pobres, con su búsqueda, os ayudarán también a vosotros a encontrarme y harán posible mi presencia para siempre con unos y con otros.”

29 de septiembre de 2008, 0:16  
Blogger Felipe Marín Álvarez ha dicho...

¿Dios?.

Lo siento, de veras que lo siento. Pero la historia de Jabey me la inventé.

Perdonen todos. Leo perdóname, pero es así. Jabey no buscaba a Dios, ni los pobres solitarios de los semáforos, ni los del invernadero. Todos buscan comida.

Todo fue un engaño, asquerosa imaginación mía. Soñé un rato a costa de Jabey. Pensé que los ahogados, los que no aparecen, esos que están detrás de una lápida y un número... esos murieron en la búsqueda de Dios. Pues pensar que luchan, perecen y perecerán porque quieren parecerse a mi. Porque quieren vivir como yo. Eso es deprimente y nauseabundo.

Esa firma no es de Dios, será de otro que sueña. Que me perdone ahora por despertarlo y reventar la historia, precisamente yo que la inventé. Pero a estas alturas del cuento, no puedo creer en Dios, él mismo se encargó de su descrédito.

29 de septiembre de 2008, 0:18  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sin entrar a opinar sobre esto, os envío un párrafo extraído del Informe sobre Ciegos de la novela "Sobre Héroes y Tumbas" de Ernesto Sábato, en el cual Fernando, uno de los personajes, autor del informe, describe cuáles son las posibilidades que se le ocurren sobre la existencia de Dios.

1°) Dios no existe.
2°) Dios existe y es un canalla.
3°) Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.
4°) Dios existe, pero tiene accesos de locura, esos accesos son nuestra existencia.
5°) Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas?
6°) Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.
7°) Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.

Seguramente a cada uno de nosotros se nos ocurran algunas más...

(Aprovecho para recomendar este libro, una de las joyas de la literatura de nuestro siglo. Esto último no lo digo yo)

12 de noviembre de 2008, 11:35  

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