sábado, septiembre 06, 2008

Paleta preciosa de vísceras rojas, verdes y azules.



Que mala leche tienen esos niños.

En los albercones, con varas de olivos cazaban esta tarde las madres libélulas. Ellas que sólo venían a poner sus huevos en remojo, y encontraban a esa manada de locos criminales, uno en cada esquina, otro en el centro, justo en ese trozo de muro que al final acaba roto y hundiéndose.

Que cabrones esos chiquillos matarifes de bichos, alcanzando a ráfagas de varazos a los diablitos rojos, a los verdes, también al zapatero azul. Una vez tocados terminaban flotando sobre el agua, sobre los limos verdes, muertos o moribundos.

Malditos malandrines desalmados, hoy les tocó el turno a las libélulas. Descansan en el cieno los renacuajos, la rana bajo el berro, la lagartija en la grieta y el grillo en su cueva.

-¡Por allí viene una madre!, ¡Todos quietos que nadie se mueva!
-¡Ésta es mía, ésta es mía!
<<>>>
-¡Otra!, ¡Voy ganando!


Que psicópatas esos enanos crueles, aplastando las cabezas de los bellos insectos entre hojas de papel, esperando encontrar mariposas de colores, queriendo crear con la presión de sus pulgares las más bellas formas, los tonos y las geometrías más increíbles. Paleta preciosa de vísceras rojas, verdes y azules.


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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Que recuerdos tan bonitos me traes esta mañana de Lunes¡¡ Quien volviera a repetirlos. Lo malo es que nuestros hijos no lo veran, creo que ya no hay ni diablitos, no se si sera el cambio climatico pero yo no los veo. De todas formas me quedo con aquellos ratos, aquellas tardes interminables en las que sin ninguna preocupacion jugabamos hasta la noche. Sigue asi.

8 de septiembre de 2008, 8:29  

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