sábado, octubre 09, 2010

Que no sea esta la última



Deja, deja, no me interesa conocer el destino, no quiero saber de él, nunca me gustaron los finales, prefiero más los principios.

Siempre quise mis primeras veces más que mis últimas; la primera vez que me bañé en el río, la primera vez que volé una cometa, el primer nido que cogí en mis manos... Primeras veces siempre perduran; únicas, mágicas, imborrables.

La primera vez que probé la cerveza y la primera vez que comí tomates, la primera vez que me enamoré; cómo dolió, con qué fuerza un torrente desconocido me hacía temblar frente a su puerta.

La primera vez que monté en bicicleta y aquella Derby Variant que una vez estrené nervioso. O cuando mi padre me dejó, por primera vez, el coche por un solitario camino de los Arrieros.

El primer beso, la primera teta, ¡Ay la primera teta, qué maravilla! cómo su pegó su tacto en un latigazo tierno y vengativo. Y la primera masturbación, una tarde tardía de un verano soporífico y curioso. Y la vez primera que se me dio permiso para el festín de lo prohibido; una flor caliente, nocturna, olorosa... Poca luz siempre fue bueno.

La primera vez que haces el amor, el nacimiento del primer hijo.

No me den últimas veces, denme siempre las primeras, que no quiero dejar que el destino se haga amo de mis finales. Que no quiero tener aquello para que luego se me termine. Que si fuera esta entrada esa que tanto temo... que no sea, que no sea... que no sea esta la última.




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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Creo que puede que sea el secreto de esta vida: buscar siempre primeras veces, conservar el espiritu de la curiosidad y de lo nuevo. Aunque nos hagamos mayores siempre hay algo por descubrir. Sigue así. Un abrazo.

11 de octubre de 2010, 8:13  

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