sábado, diciembre 19, 2009

Aquella armónica de niño


Una vez fui un niño con una armónica plateada, cajita mágica de música, labrados sus costados con casitas chinas y plantas exóticas. Hace ya mucho de esto, como de aquel domingo templado de invierno que salí con ella a la puerta de mi calle y me encontré a un viejo Martel sentado en su silla de nea. Tomaba el sol despacio, apoyaba sus grandes manos de músico bueno sobre un bastón regio y brillante. Bastón que tal vez quisiera ser batuta pero se contentaba con sólo soñarlo. El maestro me miró risueño, con unos ojos comidos de años, y quiso sonreírme, y hablarme de cosas raras: De claves de soles, de notas, corcheas... del tres por cuatro...

Aun tengo por ahí mi vieja armónica. La tengo, aunque no sé donde; anda perdiéndose por los cajones. Me gusta que esté de esa manera; perdida. Que se pasee por mi casa, cambiando a su antojo de armario, pues una armónica de niño no se debe nunca retener como si fuera un ave cantora encerrada entre alambres tristes.

Aquella armónica me la regaló mi Nene Ignacio. Que cada verano al volver de Barcelona me traía algo.

Mucho tiempo después, entrado ya en la crisis de mi adolescencia, aprendí, por fin, a sacarle canciones, a respirar a través de élla.

Todo esto que cuento lo hago porque me acuerdo de él. Y aunque sé que no puede leerme desde la cama donde mantiene su particular guerra, escribirle me hace sentir bien.

Me felicito por mi fortuna. Tuve suerte de conocer a esa clase de hombres. Y siempre, aun cuando para bien o para mal pasen estas horas bajas, será este hombre parte de mí. Pues lo llevo dentro como lleva un pozo el sonido de su agua o como se pega el verdín en el fondo de las fuentes.

Suerte tengo de haber oído su voz sabía tantas veces, que ahora me parecen pocas y que quiero seguir oyéndola. Pase lo que pase todo fue por ser valiente.

Suerte de haber charlado contigo de universos y estrellas, camino de la fuente El Gato, por aquellos lejanos años en que yo era solo un niño con armónica y tu un emigrante que cada verano retornabas a tu pueblo, como vuelven y seguirán volviendo, aun cuando ya ni estemos ni seamos, las preciosas golondrinas.

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9 comentarios:

Blogger La sonrisa de Hiperion ha dicho...

"Me felicito por mi fortuna."


Nos olvidamos con demasiada frencuencia... de que somos unos afortunados... Es siempre un placer pasar por tu espacio.

Saludos y un abrazo!

19 de diciembre de 2009, 14:28  
Blogger LEONARDO ALANIS ha dicho...

El Nene Ignacio forma parte de una estirpe de hombres, también mujeres, que nos mostraron un camino a seguir: la lucha por ser mejores. Un día, cuando dejan de estar a nuestro lado, permanecen por siempre con la mirada y el nervio de quienes saben ubicar certeramente el sitio justo de la dignidad humana y su defensa. Hace días me dieron inquietantes noticias desde Barcelona. Debe saber él que en su pueblo seguiremos alentando sus sueños de golondrina.

19 de diciembre de 2009, 16:30  
Blogger DANI ha dicho...

Amigo, esto te ha quedado redondo. Si el lo puede leer, se le van a humedecer los ojos.

Un abrazo sincero

19 de diciembre de 2009, 23:07  
Blogger José Manuel Martínez Limia ha dicho...

Estás creciendo Aureliano, bien y mucho. Y me alegro. Esto no podrá ayudar al Nene Ignacio (del que nada sé ni conozco) en su "guerra", pero te ayuda a ti y ayuda al resto de los hombres de este mundo, ¡que no es poco!.

Saludos, y adelante.

20 de diciembre de 2009, 10:28  
Anonymous carmensita ha dicho...

Gracias Aureliano. Nunca tuve un gran vocabulario, pero si he sabido plasmar lo que sentía por mi familia en un papel. Sin embargo con el nene no me salía nada, describirlo es casi imposible para mí, es una persona con unos valores de mucho peso. Por eso te doy las gracias, porque de nuevo me has ayudado a pensar lo que sentía.
Yo también me felicito por conocerlo, y deseo enormemente volver a escuhar una de sus charlas estructurándola con ese dedo indice como si de un gran maestro sabio se tratara.

20 de diciembre de 2009, 12:38  
Blogger Jaht ha dicho...

Yo también tuve una armónica de esas, pero no pasé de imaginar todas las historias que se podían contar con ella. Respiré sobre ella, sí, pero siempre con falta de sosiego.

Los hombres y mujeres que merecen la pena, son grandes porque siempre les vemos del mismo tamaño; no importan los kilómetros ni la niebla del tiempo.

Aureliano, he visto que en una de las frases de tu colección sitúas: "El amor es eterno. Mientras dura" entre los autores desconocidos. Sé que aparece en una letra de Ismael Serrano del album "Atrapados en Azul", exactamente en el tema:"La extraña pareja"

20 de diciembre de 2009, 17:27  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Que ejemplo a seguir, el del NENE,
me has emocionado tanto que mis lagrimas corren por mi cara como un manantial, esos son los setimientos hacia las personas, lo de mas son tonterias.
¡Enhorabuena!

F.S.M.

20 de diciembre de 2009, 22:29  
Anonymous María Suárez ha dicho...

Hola. Te doy las gracias con todo mi corazon. Vengo ahora mismo de ver y tocar esas manos de ese nene tuyo que tanto te quiere y tiene tantas ganas de vivir que ya respira sin maquina y es un ejemplo a seguir por todos nosotros. No sufras, yo le leere todo lo que escribas porque el, con nosotros, ha aprendido a utilizar el ordenador y lo hace muy bien, estoy llorando y no me salen mas palabras nada mas que dar las gracias a todos los que conociendo y sin conocer al nene Ignacio deben saber que es de las personas que hay que querer por toda la vida. Solo decir un "te quiero papa, de tu hija Maria un beso y sigue asi, expresandote con tanto amor. Gracias

20 de diciembre de 2009, 23:21  
Blogger Erna Ehlert ha dicho...

Que entrada tan bonita. Tanto de texto como de foto.

saludos

21 de diciembre de 2009, 19:23  

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