miércoles, mayo 19, 2010

Desprecio despreciable


Morir de desamor es complicado. Morir por amor imposible.

Hace unos días me dijo mi hija que un niño le pegó una patada en el colegio. Sorprendido le pregunté por qué y élla me contestó que fue porque en el recreo encontró un balón suelto, se acercó y empezó a darle, con el pié, golpecitos. Entonces un niño de su misma edad llegó corriendo enfadado, al parecer la pelota se les había escapado a un grupo que jugaba al fútbol. Dice mi hija que este niño, sin mediar palabra, le dio una fuerte patada, por haber tocado la pelota sin permiso.

¡Mi hija y aquel niño no tienen más de ocho años! ¡Ocho años! ¡Ocho preciosos años! Y ese crío lleva ya dentro de sí la violencia. Es como la película del Alien que se metía dentro de los cuerpos de los astronautas, que se propagaba de unos a otros, que los parasitaban y que, de buenas a primeras, aparecía para matar.

Algo le puso el huevo dentro a ese niño, y ese huevo seguirá creciendo desde dentro, rumiando el alma del que ahora es un inocente. Cuando sea un hombre, si nada lo remedia, el Alien puede que salga con fuerza a maltratar, quizá asesinará sin aparente razón, pues para matar razón nunca hubo ni nunca la habrá.

A veces, incomprensiblemente, el amor y la muerte parecen ir de la mano, cuando en realidad son aceite y agua. La muerte entonces se disfraza y aparenta lo que no es, y se enquista cancerosa y retorcida en el corazón del asesino; ese ser ruin, que por ahorrar calificativos, nunca debería haber nacido.

La violencia machista se nutre de la misma raíz de todas las violencias: el eterno enfrentamiento desigual del fuerte que da dolor y del débil que lo recibe. Lo que parece amor se descubre; se quita la careta, y se muestra tal cual es; sólo desprecio; enfermizo desprecio a la mujer, por ser mujer, por ser distinta.

Mal nacidos aquellos que os creéis los amos. Mal nacidos y mal criados.
Mal crecidos y mal llamados; mal nombrados, mal queridos y mal amados.

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1 comentarios:

Blogger DANI ha dicho...

Eres un genio, nunca, nunca hubiese sido capaz de haber escrito una reinvindicación tan fantástica de la "no violencia".

Un abrazo

20 de mayo de 2010, 22:44  

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