domingo, noviembre 06, 2011

Por suerte no dura siempre


Procuro una vez al día acordarme de mi condición mortal, no lo hago queriendo. Llevo escrita mi condición mortal en la mente, como lo llevo escrito en cada una de mis células. Dicen que si una puesta de sol durara siempre no habría ninguna magia en contemplarlas, en parase a disfrutarlas. Lo mismo ocurre con nuestras vidas, que por suerte no duran siempre, y por eso somos seres tan imprescindibles, tan únicos e irrepetibles. Somos especiales porque caducamos.

He leído en algún sitio que estamos programados para sobrevivir unos cuarenta años. Y es cierto; una persona, por muy mala vida que tenga, por muchos estropicios que se haga, podrá llegar a esos cuarenta años casi con la gorra. Luego, la historia cambia, se vive tanto como el envoltorio aguante. Aquellos que cuidaron un poco el envoltorio tendrán el final más lejos, aunque también tienen escrita su fecha de caducidad en sus células, y en esos cuarenta y tantos.

Yo procuro fumarme un solo cigarro al día. Lo consigo, no me cuesta mucho. A veces me acuerdo por la tarde del segundo e imagino que me lo estoy fumando, solo me lo imagino, y al poco se me pasa. Estos son los motivos que me hacen pensar que las cosas ocurren solo si pasan en la cabeza, que pasen de verdad no es tan importante. Tengo la suerte de que modero los placeres. Y no es que quiera durar siempre, solo que me gustaría entrar en la cuarentena con cierta honestidad.

Muchas veces me paro a pensar lo parecidos que somos a las casas, con sus cañerías, sus cables, sus bisagras. Hay que ver como se ponen las tuberías con los años; que se atascan, que se pican; lo perfecto, lo bello, el tiempo se encarga de mancharlo, de maltratarlo. El tiempo no ama a todas las cosas por igual; al vino, al jamón, a ciertas mujeres... El tiempo suele ser bueno con las obras de arte. Pero sólo por un tiempo.

Los mortales envejecemos, y ¿qué pasará con nuestras tuberías?, ¿hasta cuándo durarán sin romperse, sin atascarse?

Nos parecemos mucho a las casas. Cuando nuevas; flamantes, preciosas, perfectas. Conforme pasa el tiempo les van saliendo cosas; hoy un desconchón, ahora una grietecilla, ahora que si un grifo que gotea... Las casas con el tiempo, y con el uso, se van llenando de imperfecciones. Y los habitantes tomamos con cierta tolerancia y resignación todos esos cambios. Bueno, nada es perfecto; por una manchita, por una cuerda de persiana que se atasca... hasta que llega un día en que los cambios se hacen insoportables y entonces acudimos a una ferretería o a un profesional.

Nuestro cuerpo es idéntico. Al principio tan bello, tan conseguido y perfecto, pero las imperfecciones salen; una arruga, una mancha, un lunar, un poco de pelo allí, un diente torcido. Suerte que nos pasa como con las casas, que vamos tolerando los fallos, que nos vamos aceptando imperfectos, que asumimos como parte del juego el que nuestro cuerpo cambie; a peor. Pero ¿Qué es el cuerpo sino un envoltorio? Debemos procurar que nos dure y que no nos duela. Por eso procuro una vez al día hacer algo de ejercicio, hay que ir pensando que el envoltorio no va a durar siempre. Que sería bueno envejecer con dignidad. Y sobre todo; genio y figura hasta... hasta que aguante.




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6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Hay muchas cosas que se valoran mas con la edad. Por ejemplo un rato con los amigos. Unabrazo

7 de noviembre de 2011, 8:28  
Blogger J.Joaquín Santos ha dicho...

El reto no es vivir muchos años, sino vivir el tiempo que tengamos con total plenitud.

Un saludo...

7 de noviembre de 2011, 15:51  
Blogger Harry Villegas Pombo ha dicho...

Si te sirve de consuelo, mi abuelo nunca cuidó el envoltorio. además trabajó como un mulo en el campo, hasta pasado los 70 años y vivió cerca de los 95, fué herido gravemente en una pierna durante una guerra, de pequeño pasó hambre y frio. Además nunca se bañó en el mar y eso que nació a escasos pasos de la orilla. Eso sí, tras una impresionante juerga en una bodega de su pueblo natal, dejó completamente el tabaco,porque un compañero estiró la pata, pero ya entrado en años. Siempre tuvo unas ganas grande de vivir
En fin, creo que no todo es envoltorio.
P.D. sigue, aú hay gente que lee blogs

7 de noviembre de 2011, 18:46  
Blogger Pelayo ha dicho...

Según los mayas el mundo se acaba en el 2012, así que aprovechemos y descuidemos el envoltorio, y lo de dentro, todo lo que nos de la gana. Si no se acaba el mundo pasado el 2012, ya saldrá otra profecía que diga que se acaba en el 2013 y sigamos disfrutando... al fin y al cabo es de lo que trata este juego de la vida, disfrutar lo máximo porque nunca sabemos cuando y como termina la partida.

Un abrazo compañero

P.D. En vez de uno, fúmate tres cigarritos.

7 de noviembre de 2011, 20:15  
Blogger francisco romero ha dicho...

Siempre he pensado que los excesos y los extremismos nunca son buenos. Desde que tengo uso de razón (no hace mucho), he intentado cuidarme lo mejor posible, hacer deporte de forma habitual y competitiva, dieta sana, pero caí en el error del tabaco. Con el tiempo y las circunstancias me he ido acomodando de tal manera que solo corro cuando tengo la tripa suelta. Me maldigo cada dia que pasa por ello, pero a la vez pienso que la vida está para disfrutarla en cada momento, y si todos estuviéramos seguros de durar 100 años, nos cuidaríamos más, seguro, pero quién te asegura lo que pasará mañana.
Por suerte, he crecido al lado de una persona que solo le importaba vivir cada día, día nuevo vida nueva. No le importaba lo que pasara mañana, hoy es hoy y hay que aprovecharlo al máximo. Nunca compartí su ideología, aunque asumo que he aprendido a enmendar ese error. Por desgracia para todos, solo pudo aprovechar 31 años, pero puedo asegurar que esos 31 años están mejor aprovechados que muchas vidas que duran 100 años. En conclusión, pienso que los cuerpos igual que las casas, hay que vivirlas y disfrutarlas al máximo cada día, pero sin extremismos ni excesos habituales. Un saludo.

7 de noviembre de 2011, 20:24  
Blogger Felipe Marín Álvarez ha dicho...

Muchas gracias por venir por aquí. En estos momentos donde hay tantas mentiras en el ambiente... Por ejemplo ahora mismo, cuando escribo este comentario, seguro que estarán los del debate del bipartidismo diciendo mentiras. Pues eso, en estos momentos inciertos, tener amigos es bueno, muy bueno. Me contáis verdades en los tiempos de las mentiras; que haya gente que le guste venir por aquí a escribir lo que piensa tiene mucho mérito. Y además vaya con los comentaristas, muy buena gente se han juntado por aquí, así como el que no quiere la cosa. Dios los cría...

Os tengo que dar la razón a todos. Sólo que sigo creyendo que, sin ser puritanos, hay que hacer lo posible por cuidar el envoltorio. Aunque sea solo por ayudar a la maltrecha Seguridad Social. También puede servir para que las farmacéuticas no comercien tanto con penalidades, o puede valer para que el gobierno no gane tanto dinero con los impuestos de las cajetillas del tabaco. Hay muchas razones para hacer lo posible por disfrutar de la vida sin quemarla. Ya lo dijo algún sabio. Corpore sano mens sana. ¿O era al revés?

Un abrazo.

7 de noviembre de 2011, 22:51  

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