martes, noviembre 01, 2011

A propósito de hoy





De un tiempo a esta parte me pregunto, a veces triste, si mis raíces siguen igual de fuertes que estaban. Me refiero a que me cuestiono si mi pueblo, el que dejé hace ahora once años, sigue siendo mi pueblo, y me digo: ¿por cuánto tiempo aguantará en mí este sentimiento? Pero cuando digo “mi”, no quiere decir que el pueblo sea de uno, el sentimiento es justo a la inversa; decir “mi pueblo” es decir el pueblo de dónde nunca me podré separar. El lugar donde uno tiene sus raíces para siempre... mientras viva...

Recuerdo como el mundo de los blogs surgió hace unos tres años, y se mantuvo muy fuerte durante un importante número de meses; quizá desde el 2009 hasta mitad del 2011. Pero lo cierto es que ahora languidece. Yo a través de mi ordenador me regresaba, volvía a sentir Gerena cercana, parecía como si virtualmente hubiera vuelto, estuviera enganchado a ella otra vez, volviera a vivir allí; me interesaba todo y quería hablar de todo, rescatar personajes, recuerdos, historias... todo eso pasaba por mi cabeza cuando, desde mi ordenador, a altas horas de la noche, me conectaba a esa parte de mí que resulta ser una de las cosas que más me han marcado como persona: el pueblo donde nací.

Nada es para siempre. Ahora paso por una nueva etapa. Ya no tengo la necesidad, la obligación de escribir, de crear entradas. Bueno, creo que no tengo la necesidad porque simplemente no sé hacerlo. Se me olvidó. Sopló la flauta y ya está.
Además, muchos de los buenos compañeros del camino dedican su tiempo a otras cosas, y los que quedamos, pocos, no podemos hacer que aquella ventana, que se abrió a la información, a la participación, y a la cultura siga abierta como antes. Reconozco que está medio cerrada.

La realidad es cambiante. Lamento que las nuevas incorporaciones a la blogosfera de mi pueblo hayan sido mínimas. Parece como si aquella pequeña revolución durara lo que tuvo que durar. Fue preciosa, pero breve. Ahora estamos en otros asuntos. Creo que las redes sociales han tomado el relevo a los blogs. No puedo criticar eso porque desconozco todo lo referente a ellas, aunque creo que la mayoría de las veces son simples álbumes de fotos compartidos; que entretienen, pero que no aportan nada a la persona que se engancha a ellos. No siempre será así, espero. Perdón por hablar desde el desconocimiento.

Visto entonces que aquellos buenos foros donde se participaba y se daba información han decaído. Visto que mis ganas –mi capacidad- de escribir se esfuma. Y visto también que en mi caso todo partió de la necesidad de reencontrarme con el pueblo donde me crié, no me queda otra que preguntarme si con el tiempo, y dado que creo que nunca volveré a vivir en Gerena, este amor y este apegó permanecerán, o si por el contrarío se diluirán. Si mi sentimiento por esas calles de adoquines, esas puertas y esas casas no terminará olvidado hasta que de él no quede más que una antigua añoranza.

Quizá en estos momentos de debilidad sea cuando nos aferramos a algo, a un clavo ardiendo, por ejemplo. Lo digo porque en el libro de donde saqué mi nombre bloguero, leí aquella cosa que ahora toma importancia en mi memoria, era algo así como: “Uno no es ni de dónde nace ni donde vive ni de donde muere....”.

Decía en su obra, de forma magistral D. Gabriel García Márquez, por la boca del bueno de Arcadio Buendía: que podían abandonar el pueblo que ellos mismos fundaran, Macondo, en cualquier momento, cuando les diera la gana.
Su mujer se oponía. Úrsula Iguarán decía que a esas alturas no pensaba moverse del pueblo, el pueblo donde además habían nacido sus dos hijos: José Arcadio y Aureliano Buendía (este último os sonará). Entonces Arcadio pronunció esa frase que, acordándome de mi Macondo, ahora tengo en la mente; Arcadio dijo: “Uno no es ni de donde nace ni de donde muere... uno es de donde tiene enterrados a sus muertos, así que nos podemos marchar cuando queramos” Por aquel entonces en Macondo aún no se había muerto nadie desde que se fundara, no tenía por tanto cementerio. Así que Arcadio decía que podían dejar el pueblo en cualquier momento, sin tener que mirar atrás, pues sin ningún muerto que estimar, ¿qué les retenía a aquel pueblucho perdido entre ciénagas y selvas?
Pero Úrsula los tenía bien puestos, y le contestó algo así: “Si hace falta yo misma me muero para que Macondo tenga a su primer muerto” Y conociendo a esta mujer, puedo afirmar que lo de morirse lo decía en serio.

Hoy, uno de noviembre, día en el que tenemos tan presentes a nuestros difuntos, creo que es apropiado hablar de este asunto. De que las personas no somos ni de donde nacemos ni de donde vivimos... Por mucho tiempo que pase, por muchas vueltas que dé la vida, seguro que seguiremos siendo de ese pueblecito que mira a la campiña, que es abrazado de olivos y de encinas. De ese pueblo donde el granito emergió, y ha sido devorado por sus hijos, hambrientos del pan de la piedra. Y seremos de todos sus barrios; de los altos, de los bajos, del centro o de las afueras; de todas sus calles, de todas sus plazas, de cada una de sus esquinas. Pues el tiempo nos llevará por el mundo, nos hará pensar y sentir mil cosas... pero no podremos dejarlo; somos y seremos del lugar donde tenemos enterrados a nuestros muertos. De donde quedaron las reliquias de sus calaveras, su ropas, sus pelos, su dedos blancos, sus cenizas eternas; de allí somos, de donde están nuestros queridos y entrañables muertos. A propósito de hoy, uno de noviembre.
















...

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6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Creo que siempre seremos de Gerena. Llevas razón cuando dices que uno es de donde entierra a sus muertos, pero, también tiene que ver donde te crías y donde te formas como persona. Hemos sido los ninos mas felices del mundo!!! Eso lo llevaremos siempre y con ello al Lugar. Sigue así. Un abrazo.

2 de noviembre de 2011, 7:35  
Blogger DANI ha dicho...

No conozco Gerena, pero me gustaría ser capaz de poder escribir lo que escribes, del barrio en el que nací y viiví hasta que tuve que irme porque se puso de moda.

No te crucifiques, es muy bonito lo que haces.

Un abrazo enorme

2 de noviembre de 2011, 23:07  
Blogger Pelayo ha dicho...

Uno es de donde son sus recuerdos.

Un abrazo compañero. Y sígueme escribiendo, por favor.

3 de noviembre de 2011, 12:45  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Saludos Aureliano.

"Todos saben que las aves migratorias, siempre encuentran el camino de regreso".

(Ismael Serrano. Zamba del emigrante. Sueños de un hombre despierto).

3 de noviembre de 2011, 13:08  
Blogger Erna Ehlert ha dicho...

Hola amigo, me pone un poco triste tu entrada.
Da mucho que pensar.

Yo tampoco no tengo muy claro lo de mis raíces.
Aunque me sienta muy arraigada en Mallorca.

Contra más amplias las redes sociales más impersonales las veo.
Además pasan mucho mas rápido las paginas que los blogs.
Creo que tiene que quedar algo para relajarse sin tanta prisa.

Pero, por favor, no dejes de escribir en tu blog.
Aún me pondría más triste.

4 de noviembre de 2011, 22:23  
Blogger francisco romero ha dicho...

Mala noticia la que acabo de leer, solo espero que no la lleves a cabo. No nos dejes sin tus relatos porque aún quedamos personas que te seguimos. Respecto a la otra parte del relato, yo creo que cada uno es de donde se siente, de donde le cruge su interior cuando escucha o lee el nombre de ese lugar. Tu cuerpo y alma siempre se encogerá cuando escuches el nombre de Gerena, además, si te encuentras con alguien de aquí en cualquier sitio del mundo...en Hono Lulú, por ejemplo, siempre dirán, "mira, ese es de Gerena, de la gente de..."

7 de noviembre de 2011, 20:05  

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