jueves, junio 18, 2009

Es un enjambre amarillo.


Es un enjambre amarillo que campa a sus anchas,
entre las lindes de pasto seco, rompesayos moribundos
y esqueletos añejos de lo que fueron cardos.

Todo está preparado para que el verano nos muerda.
Se instale por los rastrojos a sus enteras anchas
y galope por las cuesta Periquillo abrasando los hormigueros.

El pueblo quiere al verano, pero es un amor platónico;
una vez llega lo sacia de una sola estacada,
sobre todo cuando los cuarenta se meten en la sombra.

Lo girasoles aguantan, saben escudriñar los poros de la tierra.
Encuentran humedades invisibles, son acróbatas de la sed.
Los especialistas del secano. Milagrosa planta.
Fuente amarilla, aceitosa, de luz carnal y brillante.

Cuando llego, desde Sevilla, me alegro tanto de verlos.
Flores del jardín de mi pueblo.
Que
me imagino billones de abejas y trillones de pipas.

Porque,un año más, quiso volver el verano.
Y veo a Gerena preciosa, abrazada de amarillo.

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2 comentarios:

Blogger Borrasca ha dicho...

Wauuuuu que blog más bonito tienes, aunque la verdad sea dicha, no esperaba menos de un Aureliano Buendía, así no sea de Macondo...

Las fotos espectaculares y los textos muy bien logrados, un placer descubrirte.

Besos borrascosos

18 de junio de 2009, 19:02  
Blogger Pelayo ha dicho...

Parecen un ejército de estrellas nacidas del suelo. Lo que la Tierra nos da, amarillo color oro.
Me ha encantado la foto Aureliano, hacía mucho tiempo que no veía ese viejo caserón al lado de la ladrillera.
Un saludo amigo.

18 de junio de 2009, 21:43  

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