martes, diciembre 08, 2009

Momentos


El hombre ahora respira; ya pasó el peor momento, aquél en que sus constantes apenas hacían oscilar las líneas de los gráficos. Está quieto, quizá sedado, duerme a una profundidad tremenda, tan hondo que apenas llegan los sueños. El corazón camina lento, algo cansado, pero sigue adelante, resistiendo al último naufragio.

Al respirar la sábana hospitalaria, sin color y cubierta de sombras, sube y baja. El gotero es un segundero líquido que viaja entre tubos azules. Apenas hay nada que ver, es de madrugada, aunque eso él no lo sabe.

Mueve la mano y entreabre los ojos; A veces le llega una breve lucidez y la aprovecha para hacer cuentas de su vida. –¡Matemáticas a estas alturas!- Se dice. Entonces piensa en la esperanza, la soledad, la amistad, el amor, su familia... no sabe cuando volverá ese precioso instante así que no lo quiere desperdiciar en cábalas banales. Y siempre desdeña el miedo.

El hombre sabe que todo lo anterior fue provisional, porque la vida y los años son los mejores maestros. Todo es provisional; provisional es vivir, es nacer, es crecer, es envejecer. La felicidad es provisional y los sueños son provisionales. También es provisional el estar allí inmóvil en la cama. La vida entera es un invento provisional.

Y vuelve a dormirse y al hacerlo siente como se le humedecen los ojos, pero no está llorando, sólo que recuerda cosas casi olvidadas, entre lágrima y lágrima. Cosas tan vivas, tan reales, que le hacen aun sentirse vivo. Pues el hombre es todo sentimientos, la carne sólo sirve para poder abrazarlos.

Etiquetas:

4 comentarios:

Blogger J.Joaquín Santos ha dicho...

Tu conmovedor relato me transporta irremediablemente a tantas y tantas noches que he pasado y paso en el hospital desde mi trabajo de enfermero.

Más de una noche, cuando de madrugada he repasado habitación por habitación a mis enfermos de oncología para asegurarme que todo marcha bien, he encontrado a veces a muchos enfermos medio despiertos, pensativos, abstraidos en la soledad de su cama. Muchos de ellos ya saben que son sus últimas horas, que la vida se les escapa entre sueros, dolores y pastillas. Y a veces, a veces me dicen: "Enfermero, quedesé un ratito aquí conmigo", y durante un rato a la cabecera de su cama los acampaño aunque no medien palabra.

Y son muchas las lágrimas que fugitivas ruedan en la madrugada por mi mejilla...,cuando ellos no me ven, cuando escribo en una carpeta el último capítulo de sus vidas...

Un saludo Aureliano...

8 de diciembre de 2009, 15:38  
Blogger DANI ha dicho...

Me parece precioso eso de pensar que somos etéreos y que la materia, solo está porque debe estar ;)

Aunque ser sentimientos, puede llegar a ser un tarea de valientes.

Un abrazo

8 de diciembre de 2009, 23:10  
Blogger La sonrisa de Hiperion ha dicho...

Las raices del mundo llegan hasta el centro del planeta...

Saludos y un abrazo.

12 de diciembre de 2009, 12:03  
Blogger Jaht ha dicho...

"Al fin y al cabo solos, como al principio".
Muy humano y muy real el relato.

14 de diciembre de 2009, 18:04  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio