martes, febrero 22, 2011

Una parada


Nada como un sol tibio para el descanso del caminante.
Llenos los rayos de un canto cálido y adormecido.

El Sol da todo lo que el alma pierde.
Entran por los poros diminutas gotas de luz. Benditas gotas.
Despacito, sin prisa, necesitamos del Sol como de la madre.

¿Será quizá ese el dios y no otro? El que nos mira y no deja ser mirado.
Redondo, fuerte, tierno, calentito.

En el banco el Sol es la manta más liviana. La mejor de las caricias.
Dormitamos, soñamos... Bajo el Sol durmiendo se exprime la vida.
Cabezada ligera del caminante. La energía que entra en los huesos, la piel que se recarga.

Echo de menos el Sol, en este febrero ajado, sin carnaval ni papas fritas.

Bienvenido seas. Siempre nos quedará el Sol.




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6 comentarios:

Anonymous jmmlimia ha dicho...

Pues sí, lo bueno que tienen ciertas cosas, no todas, por supuesto, es que vuelven.

Bienvenido, entonces, de nuevo.

22 de febrero de 2011, 9:14  
Blogger Belén ha dicho...

Estoy contigo... los primeros soles son los que mejor sientan...

Besicos

22 de febrero de 2011, 9:21  
Blogger J.Joaquín Santos ha dicho...

Celebro tu esperado regreso!!

Un saludo amigo.

22 de febrero de 2011, 15:38  
Blogger DANI ha dicho...

No tengas prisa, seguro que tal como esta el pasís a todos nos llegarán los lunes al sol. Yo aún espero aguantar unos meses más ;)

Un abrazo enorme

22 de febrero de 2011, 22:32  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Gracias por volver, esperaba ansiosa tu regreso. Un beso.

22 de febrero de 2011, 22:47  
Blogger Felipe Marín Álvarez ha dicho...

Lo peor es que no sé si he vuelto o no. Digamos, por tanto, que a ver que pasa. Gracias por vuestra virtual compañía.

26 de febrero de 2011, 15:17  

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