jueves, abril 21, 2011

Ahí quedó



Sentir, es eso, no hay más. Más allá no hay nada, nada; nada fuera, todo dentro. El cuerpo es un encierro de emociones, y aunque fuera las voces hablan y la música suena, los ruidos entran por el cuerpo, por todas partes, como si la piel no estuviera; la música te cala, como la lluvia, como cenizas debajo de una tormenta. Porque la música no entra por los oídos; se respira honda, te atraviesa. Y se mira para abajo y sólo se ve el suelo; el suelo, tú y la gloria.

Arriba, crujen las maderas, cada nudo se estremece por el peso, y se duelen y no se duelen. Todo es un andar sin luz ni estrellas; sin caminos ni calles. El infinito es un rectángulo oscuro con paredes de terciopelo, y no se necesita nada más; sólo llevarlo encima: sujetarlo, sentirlo, mecerlo... sufrirlo.

Huele a sudor; agrio espíritu de músculos y pelos; los vapores de un esfuerzo que sabe a dulce; del dolor tierno, del escozor y el resquemor en el lomo; pero no pesa, casi no pesa.

“Derechatrás”, “derechatrás”, “izquierdalante”, sin correr, menos paso quiero.

De qué sirve creer si es todo sentir. Para qué ahora los dioses y las ecuaciones de la existencia; sólo es cuestión de casta, de echarle casta, de entregarse con todo, de darlo todo, de hacer lo que hacen los artistas...

¡Lloran, lloran!, ¡esos faldones lloran! Y así se lleva, que no es llevarlo sino amarlo. Y así se ama; de corazón y sinrazón, con un amor a pulso, amando y queriendo como lo hacen las bestias.

“Derechatrás”. “Pararse ahí”. “Ahí quedó”





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2 comentarios:

Anonymous jmmlimia ha dicho...

Emocionante ... emocionarse ... lo que hacen los artistas.

22 de abril de 2011, 10:10  
Blogger DANI ha dicho...

Desde aqui, soy incapaz de entenderlo, se me escpana demasiadas cosas.

Un abrazo Aureliano

22 de abril de 2011, 22:27  

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