jueves, febrero 21, 2008

Cubo en mano.



Llover, llover y llover. La lluvia naturaliza al Mundo. Deja su fresca fragancia a tierra mojada y calma las tensiones. Cae para sosegar a los intranquilos, moteando caminos y veredas de marrones charcos.
La vida entera se para a contemplar los goterones gordos que riegan la materia de todas las cosas.

Bueno ha sido el chaparrón, falta nos hacía, por fin generosa se mostró la providencia.

Tras ese precioso y húmedo momento todo ha quedado limpio y simple. Ha sido una universal cura de humildad para los seres que se creían importantes bajo el Sol. Como si hubieran recibido el perdón del cielo por los agravios cometidos.

Mojadas las hojas del limonero. Verdes oscuros los senos de sus ramas, dónde cristalinas gotas cantan desprendidas por el viento. Mientras, los presurosos gorriones, que buscaron cobijo bajo el árbol, vuelan todos mojaditos, entre huidizos rayos de nube. Rojizas las que, ahora, riegan lejos.

La luz comienza a despertar la tierra. Ya viene el Sol avanzando por el río, mientras todo aquí sigue oscuro. Ya pisan los rayos el arroyo Trujillo. Todo el pueblo parece estar ansioso porque la luz barra sus calles. Sigue y sigue, va llegando a la caseta del guarda agujas. Se está comiendo todas las sombras que, espantadas, huyen fulminadas entre espadas deslumbrantes. Todo limpiamente iluminado, desde las minas hasta los tajos de la Fontanilla. El color ha vuelto a pintar de amarillos, verdes y rojos los paisajes de mi pueblo.

Pero es solo un paréntesis, por el oeste se vuelven a ver amenazantes cirros. Viene una nueva tormenta oscureciendo las encinas de Mirandilla, oscuro tiñe por Ventoso y hasta el Berrocal van llegando, de nuevo, las galopantes sombras.

No dio tiempo que el Silo ennegreciera cuando ya corría, cubo en mano, por la cuesta abajo, imaginando hermosas cabrillas y vivaces burgaos saliendo de las viejas paredes de piedra.

Hay que aprovechar que no llueve y puedo prescindir del paraguas, pues viene oscuro por poniente y amenaza tormenta.


A. Buendía.

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2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Precioso

21 de febrero de 2008, 21:48  
Blogger telegerena ha dicho...

hablando de tormentas y del berrocal, me acuerdo cuando chico,porque a mi me llamaban "chico", que escuche al fondo en el berrocal muy lejos un ruido fuertisimo, y pense pero esto que es, mis compañeros y yo empezamos a correr muertos de miedo y despues de unos segundos corriendo nos cogio la tormenta y por supuesto nos puso pingueando(se escribe asi), jamas habia visto nada igual.
mi infancia la pase entre los pelotones,la fuente los caños y el berrocal, que buenos tiempos.
saludos aureliano aunque no te conozco,¡increible blog!

22 de febrero de 2008, 14:14  

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