lunes, mayo 04, 2009

Matar una mosca

-Papá he matado una mosca-. Me dijo mi hija desde el asiento trasero del coche.
Yo estaba pendiente de las esquinas, de las señales de stop y de los cedas el paso. No le echaba cuenta.

- ¡
Papá!, te digo que he matado una mosca; como no dejaba de volar por el coche la he aplastado-. Entonces reaccioné, pensé en aquel bicho destripado, sangrando, manchando de vísceras viscosas los dedos de mi pequeña niña.
-¿Te manchaste? – Le pregunté.
-No papá, la he aplastado con un clinex.
-Bueno no te preocupes, yo he matado muchas moscas, decenas, quizás cientos. Cuando era pequeño las cazaba a puñados; a veces cuatro o cinco a la vez. Quizás más. Y en verano, cuando las mosquitas pequeñas se acercaban al flexo, las aplastaba entre las hojas del diccionario de ingles.

-Papá, ¡pero es que la tengo aquí muerta!-. Su voz era angustiosa.
-Eso no tiene importancia; yo les cortaba las patas, o las mataba con las gomillas o, después de quitarles las alas, se las daba de comer a las arañas o a las hormigas. No te preocupes, matar una mosca es algo que todo el mundo hace.

-Sí papá, ¡Pero es la primera vez que mato una mosca!

A veces una niña de 7 años te puede dejar sin argumentos.

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2 comentarios:

Anonymous Carmensita ha dicho...

precioso relato de viaje

5 de mayo de 2009, 11:59  
Blogger Pelayo ha dicho...

Que difícil es a veces explicar las cosas y aún más conduciendo.

Un abrazo Aureliano y un beso a tu pequeña.

5 de mayo de 2009, 20:00  

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