martes, agosto 09, 2011

Simplemente: el interior





Paz interior,
hoy poca queda,
o nunca la tuve,
o nunca la tengo;
sólo tengo interior,
aunque no sé, tampoco...




Nunca lo he visto,
no nos lo podemos ver.
Es invisible a quien lo cría.
¿Por qué he de creer que lo tengo?

El interior, que sólo ven doctores,
cuando abren cuerpos,
cuando hurgan dentro de la frágil vida.
Entre órganos y huesos; estamos hechos,
bajo la misma piel que se hace vieja.

Para ver el interior se necesita un trauma;
una agresión, una invasión, un dolor;
no se puede llegar a él por las buenas,
como el que entra en una casa y da las buenas tardes.

¿Qué hacemos con la paz interior?
¿ Y si ya no es paz?
¿Y si es sólo interior?

¿Y si lastima?

Somos los retales de nuestras consecuencias;
el estómago existe si duele,
y las tripas si suenan,
y los pulmones si te falta el aire,
y el paladar con los besos; no sin ellos.

El interior aprieta, y no es fácil verlo.
Hay muros como olvidos;

y detrás los sentimientos.

No, no es fácil sentir y notar el sutil interior.
Hay que trazar derrotas; sin ser marineros,
y caminos; sin conocer la tierra.
Llegar al interior y desnudarse;
sinceramente en cueros.
Simplemente: el interior.





....

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5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Lo que hice y no debiera
y lo que debiendo no hice,
Lo que pensé y no dije
y lo que dije sin pensar.

Qué más da.

Que pena es la culpa sin destino, sin infierno o paraiso, estar solo con uno mismo es alcanzar la libertad.

11 de agosto de 2011, 9:31  
Blogger Mónica ha dicho...

Un escrito muy cierto, no nos damos cuenta de muchas cosas, hasta que verdaderamente no las sentimos, y el dolor es el sentimiento mas desgarrador que existe. El dolor, los errores, las derrotas, nos hacen pararnos en el tiempo, pensar, indagar, buscar algo mas dentro de ese cuerpo de carne y hueso, que actua algo mas que por estimulos.En ocasiones para rozar el cielo, primero has tenido que bajar al infierno, quizas para sentir esa contraposición, valorar lo bueno.
Extraño, inexplicable e inmenso, simplimente el interior del ser humano.

11 de agosto de 2011, 10:22  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Creo que necesitas unas vacaciones, porque tus escritos empiezan a aburrir. Espero que sepas aceptar la crítica.

16 de agosto de 2011, 19:12  
Blogger Felipe Marín Álvarez ha dicho...

Puede llevar usted razón Sr./a. Anónimo/a: mis escritos aburren, aunque el “empieza” de su frase, permítame que me lo tome como un halago; pues si después de tantas cosas como he publicado hasta ahora -más de trescientas entradas, y a los tres años y medio de mis comienzos-, mis escritos empiezan a aburrirle, pues no puedo, de ningún modo, tomarme su crítica como un menoscabo de mi blog y por ende de mi persona; todo lo contrario.

La verdad es que muchas veces he dicho que esto está a punto de acabarse y luego un día tengo ganas de decir algo, lo digo, y sopla la flauta. Lo mejor de todo es que la única atadura que tengo es mi voluntad de intentar hacer al menos una entrada a la semana. Luego, el contenido de cada entrada me da más o menos igual, pues pongo lo que se me ocurre, lo que me pide el cuerpo. Aunque a veces esto no sea a gusto de nadie. Bueno, a lo mejor soy un poco egoísta, pues lo que pongo por aquí siempre es, por lo menos, del gusto mío. Así que de nadie tampoco.

Le agradezco sinceramente su crítica. También, como no, a Mónica por un comentario con tanta sensibilidad, y al primer anónimo por tan bellas palabras; a ellos algo le sugirió mi texto. Así que ya somos tres personas, mínimo, a los que no nos aburrió lo que escribí.

Quiero subrayarle que no he tratado de ironizar, sinceramente; con esta contestación que le doy, sólo he querido ver el vaso medio lleno. (Quizá demasiado lleno)
¿Recuerda usted aquel chiste de un padre que tenía dos hijos...?: uno pesimista y otro optimista. Y los sometió a una prueba: al pesimista le regaló una bicicleta, y al niño no le gustó nada aquello; porque pensaba que se caería, que lo podía atropellar un coche, incluso que otros niños le pegarían para quitarle la bicicleta.
Al optimista, en cambio, le regaló una caja con una mierda, y el chiquillo se llevó todo el día contento, diciendo: – ¿Dónde estará mi caballo?, ¿Dónde estará mi caballo?

Bueno, eso, sin ironía. Espero que algún día vuelvan las musas.

Saludos a todos.

16 de agosto de 2011, 23:49  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Quien se aburre está vacio, sin nada en su interior, no merece la pena.

17 de agosto de 2011, 14:49  

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