Un ojo del tiempo.
Es un ojo atento, todos pasamos por su mirada, a veces contentos, otras tristes, siempre nos ve arreglados, la última con un traje de pino.
Y el ojo que observa seguirá nuestros pasos, cada vez que entremos o salgamos de la Iglesia, con su vieja memoria de tablas nobles y su mirada fría y distante. Nunca derramará una lágrima, todo es natural, todo es habitual, nada nuevo pasa ante él en el último siglo. Siempre el mismo acto con distintos actores. Quien llega se va con lo puesto, es ley de vida.
Etiquetas: Foto de cerradura del Palacio, Gerena.
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