sábado, febrero 26, 2011

Amor made "gugue"


Son ellas, siempre son ellas. Ellas son las que nos eligen. Por eso este amor que tengo ahora es antinatura.

Toda mi vida teniendo claro que aquella mujer que tuve no la tuve, sino que me tuvo, y que nada hubiera pasado si no es ella la que me elige. Por mucho que a mí también me gustara, eso por descontado, pero fue ella y no yo, porque pasó lo que pasó; que me eligió.

Y ahora, a mis ochenta y siete años pasados de tuerca, con tantos tiros pegados, tantas hojas caídas, tanto libro leído y releído, y tantas pocas ganas por hacer, ahora va y me vuelvo a enamorar. No entiendo como me ha podido pasar; enamorarme hasta las trancas de una mujer imposible, ¡porque no tengo nada que hacer, absolutamente nada!

La conocí en el curso de ordenadores que nos dan en la residencia, y desde entonces no puedo dejar de pensar en ella. Me tiene obsesionado.
Pero no crean que es una de esas viejas chochas que hay allí conmigo, ni siquiera una de las gordas asistentas, o que fuera una bella profesora que viniera a entretenernos con esos chismes del Internet. ¡Que va! La conocí en el “gugue”, se llama Clara y es una mujer bellísima; de grandes atributos y unos labios... ¡Una figura despampanante! Desde luego.

Lo malo es como lo llevo: fatal. Esto me tiene comido por entero. Porque ella sale con otros hombres. Enfermo de celos, diría yo. Y me lo tengo bien merecido, por idiota. Por enamorarme, como un tonto, de la rubia del primer vídeo verde que me encuentro en la puñetera “re”.
¡Qué hembra! ¡Qué vídeo!








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martes, febrero 22, 2011

Una parada


Nada como un sol tibio para el descanso del caminante.
Llenos los rayos de un canto cálido y adormecido.

El Sol da todo lo que el alma pierde.
Entran por los poros diminutas gotas de luz. Benditas gotas.
Despacito, sin prisa, necesitamos del Sol como de la madre.

¿Será quizá ese el dios y no otro? El que nos mira y no deja ser mirado.
Redondo, fuerte, tierno, calentito.

En el banco el Sol es la manta más liviana. La mejor de las caricias.
Dormitamos, soñamos... Bajo el Sol durmiendo se exprime la vida.
Cabezada ligera del caminante. La energía que entra en los huesos, la piel que se recarga.

Echo de menos el Sol, en este febrero ajado, sin carnaval ni papas fritas.

Bienvenido seas. Siempre nos quedará el Sol.




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