martes, noviembre 25, 2008

Un telón de hojas.


El año va terminando, el invierno ya está aquí y yo necesito descansar del blog y el blog necesita descansar de mí.

Necesito que nos demos un tiempo y sobre todo leer, mandar al carajo esta absurda disciplina que me impongo de mantener la regularidad de mis escritos.

Siempre escribí cuando me dio la gana, ahora las ganas son leer y la inspiración se marchó, puede tardar días, meses, años. Lo mismo no vuelve nunca.

Seguiré por aquí leyendo, aprendiendo. Trataré de dejaros comentarios a todos los amigos de la comunidad blogera. Sois muy buenos.

Me comprometo a publicar algo por navidades pero hasta entonces, cierro el puesto.

Y si alguien me echa de menos que no olvide que hay muchos Aurelianos, las estanterías están llenas de ellos.

Si alguien me añora demasiado puede volver a mi lado cuantas veces quiera, en “Cien Años de Soledad” de Gabriel García Márquez.

Lo dicho, el blog de Aureliano echa el telón.



viernes, noviembre 21, 2008

Comenzaré a olvidarte, con una carta.


He acabado de llamarte. No estabas, creo se puso tu hermana.
El pasado viernes intenté hablar contigo por la noche, pero nadie cogía el teléfono. También lo hice al día siguiente y me pasó lo mismo. Hoy una voz femenina me ha contestado, pero no eras tu.

Día tras día crecen mis ganas por ti. Ahora, cuando te llame, tengo que preguntarte si mis cartas pueden contarte cualquier cosa sin reparos, sin temor a que las lean otras personas como, por ejemplo, tus padres.

La madrugada del jueves aprendí contigo cosas maravillosas. Lo que más me gustó fue la claridad y la espontaneidad conque tratas a todo el mundo.

Han pasado los días y sigo sin comprender por qué al principio me ignorabas, y luego, parecía que de veras te importara. Es un enigma, de pronto quisiste acompañarme a recoger mi mochila y como nació aquel momento mágico en los oscuros escalones de la cuesta. Jamás me sentí mejor que cuando el aire nos refrescaba y me empujaba hacia ti.

Es ahora, en estos momentos que escribo, cuando comprendo tus palabras; - Quizás con el tiempo pueda olvidarte, pero esta noche no la podré olvidar nunca.

Ya en mi casa empecé a sacar las cosas de mi bolsa y encontré algo que me sobresaltó. Era como en el cine, cuando el protagonista se despierta de un sueño con un objeto que viaja del sueño a la realidad. En mi película yo encontraba tu llavero. Lo tenía olvidado y por eso éste me hizo recordar que lo que ahora parece un sueño ocurrió en la realidad. Instintivamente me lo llevé a la nariz y lo olí profundamente, con los ojos cerrados. Mi tacto lo recorrió por cada detalle. Lo apreté con fuerza. Me recordaba tu piel y al sabor a fruta de tu boca...

Y sólo me queda olvidar, contemplarte en mi memoria y adorar tu sonrisa en una minúscula foto.

Quizá te parezca ridícula mi escritura. Aunque rías no me importa. Todo ocurrió tan deprisa, apenas me dio tiempo de darme cuenta, de alguna forma tengo que revivirlo.

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miércoles, noviembre 19, 2008

Mi oficio


Y aquí me tienen con mis redes, de día las coso, reparo sus heridas, los arañazos, las huellas de aquéllas que hacen daño, las que afiladas rompen, ensucian, envenenan... pero todas no son iguales.

Soy pescador, un viejo pescador. Al atardecer pongo en la corriente la trampa y por la mañana, casi aun dormido el Sol, me apresuro a la orilla a cobrar mis capturas, el día que quiere la providencia.

Es difícil pescar buenas palabras, esto ya no es como era antes, ahora una buena palabra tarda días, semanas... Todas, las que suele llevar el río, son palabras necias, vulgares, malsonantes, malnacidas.

La noche pasada tuve mucha suerte; pesqué dos bellísimas palabras. ¡Una pesca increíble! Pesqué “Chacha” y “Caterfa”.

¡Qué palabras! Como endulza “Chacha” las oraciones. “La Chacha Mercedes llegó en el viajero con una cesta preñada de panes” ¡Quién empezara un libro con esa frase! O “ El Chacho Juan perdió la gorra cuándo el tormentón de las Carbonillas”.

¡Qué suerte! ¡qué fortuna la mía! con mi bote de melocotones ahora lleno de palabras: “Chacha”, “Caterfa”...

Porque fueron dos... ¡También atrapé “Caterfa”! Esa palabra que encierra la prole hambrienta, menudos pobres, hijos de miseria, amor y viento. “Caterfa”, qué buena pieza.

¡Cuestan tanto las buenas palabras! pero en fin, ¿Es tiempo, a estas alturas, de perder la paciencia? Mejor sigo con las redes, esta noche puede que me entre una “Abrea” o una “Chirricaela”, o tal vez un par de palabras de huerta; ¿“Hocino” , “Almaciga”? o una sonora... “Rimbombante”. Ojalá tenga suerte. Que estos huesos ya no saben hacer otra cosa. Sólo pescar palabras.

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lunes, noviembre 17, 2008

Y habiendo flores...













Y habiendo flores, quién necesita modelos para fotografiar ni inspiración para escribir.
Saludos.


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miércoles, noviembre 12, 2008

¿Dios?


Nueva entrada creada por nuestro Primo:


¿Dios?

Sin entrar sobre esto, os envío un párrafo extraído del Informe sobre Ciegos de la novela "Sobre Héroes y Tumbas" de Ernesto Sábato, en el cual Fernando, uno de los personajes, autor del informe, describe cuáles son las posibilidades que se le ocurren sobre la existencia de Dios.

1°) Dios no existe.
2°) Dios existe y es un canalla.
3°) Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.
4°) Dios existe, pero tiene accesos de locura, esos accesos son nuestra existencia.
5°) Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas?
6°) Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.
7°) Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.

Seguramente a cada uno de nosotros se nos ocurran algunas más...

(Aprovecho para recomendar este libro, una de las joyas de la literatura de nuestro siglo. Esto último no lo digo yo)


Nota: Este comentario me lo ha enviado mi Primo, a ráiz de la entrada que escribí titulada "Jabey" algunos meses atrás. Me ha gustado tanto que no me puedo resistir a publicarlo. Además que este blog se haga entre muchos es un gustazo.

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martes, noviembre 11, 2008

Un regalo de mi primo.

Por Bertolt Brecht

De todos los objetos los que más amo son los usados. Las vasijas de cobre con abolladuras y los bordes aplastados. Los cuchillos y tenedores cuyos mangos de madera han sido cogidos por muchas manos. Estas son las formas que me parecen más nobles. Esas losas en torno a viejas casas, desgastadas de haber sido pisadas tantas veces, esas losas, entre las que crece la hierba, me parecen objetos felices. Impregnados del uso de muchos, a menudo transformados, han ido perfeccionando sus formas y se han hecho preciosos porque han sido apreciados muchas veces.

Me gustan incluso los fragmentos de esculturas con los brazos cortados. Vivieron también para mí. Cayeron porque fueron trasladadas. Si las derribaron fue porque no estaban muy altas.

Las construcciones casi en ruinas parecen todavía proyectos sin acabar, grandiosos; sus bellas medidas pueden ya imaginarse, pero aun necesitan de nuestra comprensión. Y, además ya sirvieron, ya fueron superadas incluso.

Todas estas cosas me hacen feliz.

Bertolt Brecht
Poemas y canciones
Alianza editorial
Trad. Jesús López Pacheco y Vicente Romano
México D.F/Madrid, 1984


(Entrada enviada por mi Primo)

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lunes, noviembre 10, 2008

Preguntas imposibles.


La muerte viene con pies descalzos.
No necesita mirada, no quiere verse.
Llega sola apestando el viento.
Es incansable y paciente, no sabe de relojes.
No le importa las estaciones, ni los números del calendario.
Come de nuestro mismo plato, sin ser invitada, sin ser servida.
Desde que nacemos nos persigue, pues para ella no existe más fin que el suyo.

Hoy mi pequeño me preguntó justo antes del cuento;
- Papa, ¿Por qué los animales que van al cielo ya no vuelven?
Al principio no lo entendí o no quise entenderlo; - ¿Cómo?

Y siguió con su pregunta imposible; - Papa, la canaria blanca que ya no está, el perro de la tita que se cayó por el balcón, ¿Ya nunca pueden volver del cielo?, ¿por qué no vuelven más con nosotros?

Y duró tanto mi repuesta, y estaba yo tan lejos de encontrarla, que por fin me desdeñó con algo de insolencia, dándome por inepto, torpe por no saber una pregunta tan fácil, así que me pidió que le contara el cuento de una vez.

Después cuando ya terminé y le pedí que se durmiera, me lo comí a besos, pegué mi boca a su cara y quise besarlo durante horas.
Mi mente estaba puesta en su condena y en la mía. Me sentí desolado, pues la vida que le di a mi hijo no es dada sino prestada, y porque cualquier día volverán más preguntas imposibles. Las mismas que un día, siendo niño, me devoraron y de las que aun hoy me defiendo.

A veces no sé si me defiendo o si es una interminable retirada.

Muerte no seas hija de puta, búscame cuando duerma o cuando ya no te tema.

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sábado, noviembre 08, 2008

Interminable.


Sigo enredado en la intriga de su boca.
Sus labios no dicen nada y yo no puedo gritar más fuerte.
¿Será cuestión de coraje salir de esta larga duda?

Me duermo imaginando un sueño,
reconfortado en una escasa ilusión.

Sus pechos me calientan la sangre hasta hacerme rabiar.
Nunca la termino de conseguir, mis ojos siempre clavados en los suyos,
aunque intento herirla con esta mirada.

Siento la amargura de su pelo que no toco,
de esa maravillosa figura apretada, recortada, concentrada,
de la luz de un cuerpo que tiene las más perfectas armas para el placer.
Y su sonrisa.... interminable.

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viernes, noviembre 07, 2008

Sin testigos.


Había pasado una mala noche. Obligaba a mis ojos cerrarse, pero desistí y decidí contemplar el paso de las horas. Luego me postré, parar tratar de respirar mejor y una erupción de tos profanó mi garganta. Al fin cesó, y pude seguir, tal cual, contemplando mi alrededor y la mugre de mis sábanas; ¡Qué de tiempo hace que me acompañan! No recuerdo su primer color. Aunque si recuerdo su olor limpio en el día de su estreno. Llegaron en un buen momento. En los lejanos años de mi corta infancia, cuando sentía correr la sangre bajo la piel. Aun recuerdo la alegría de mis hermanos, ¡unas sábanas! Acostumbrados a los sacos de yute, aquello fue una auténtica bendición. La caricia de la primera noche no nos dejaba dormir, sólo queríamos sentir en nuestras redondas barrigas el suave tacto de dulce tejido.

Sentí frío en los pies y calor en la frente. Volví a tener hambre cuando vislumbré en el pico de la almohada un poco de café junto a unas manchas de manteca. Aparté de forma instintiva mis ojos y los posé en el techo, en las perpetuas manchas de humedad que me hacen sentir cerca los pies de mis hermanos mayores. Ellos se acostaban de forma contraria a la mía para aprovechar mejor el espacio. Por la mañana mirábamos el techo e imaginábamos que aquellas manchas de humedad eran cosas; panes, pastelillos, frutas.

Me volvió a doler el pecho. Intenté de nuevo toser pero me fallaron las fuerzas. Bajé ambos pies de la cama y los arrastré hasta el grifo de la pila. Día tras día me atormenta con su canto de gotera, con su música cayendo a las cloacas del mundo. Me postré sobre la pila. Abrí mis labios entumecidos por el silencio para que algunas de aquellas sin color entraran en el vacío de mi cuerpo.

Y dando tumbos, perseguido por un hedor a orín y a soledades, volví a la cama. Miré de nuevo al techo, y en aquellas manchas se fue representando mi propia vida en un silencioso pasacalles sin testigos.

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martes, noviembre 04, 2008

La gente de los Pozuelos.


La gente de los Pozuelos
se pusieron muy contentos,
cuando se murió aquel toro
allá en el Molino Viento.
Cartagena iba corriendo
Pistola se hacía pedazos
Moñá con el Polvorista
pelearon a hachazos.
Partiendo la carne
todos se hirieron
porque tos querían
los cuartos traseros.
Y al remate cuenta
se formó quimera
cargó con los cuernos
el de la Trapera.

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domingo, noviembre 02, 2008

Adivina adivinanza.



De todos los tamaños soy,
en todas partes me encuentro.
Desde el más rico palacio,
al más pobre aposento.

Aunque no tenga importancia,
todos me la suelen dar.
Y a quién me pide consejo,
siempre digo la verdad.

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sábado, noviembre 01, 2008

La monarquía, en mi opinión.


Partiendo de la base que nada he escuchado en estos días sobre la reina y su libro tan bien hilvanado como el artículo de nuestro amigo Limia. Y como de opinar se trata. Opino que esto de lo que opina o no opina Sofía sobre los matrimonios entre homosexuales no tiene, en mi opinión, ningún interés informativo. Vamos, que me la refanfinfla.

Otra cosa es la estadística; si mucha gente pensara como Sofía, entonces sería una involución de la especie. Cosa que no creo pase.

Pero si lo que se cuestiona es la monarquía, sí creo conveniente participar del debate, entre otras cosas, porque yo también la pago.

Creo que si el monarca no puede usar su opinión entonces... ¿Para que vale? ¿Qué hace? ¿Representarme? Sinceramente prefiero que me represente alguien que pueda dar su opinión, debatir, enseñar, discutir, defender un pensamiento. Alguien que pueda darme y quitarme la razón. A mi, y a los que utilizan el poder.

Cuando la Guerra de Irak pensaba si un Rey no tenía autoridad para condenar las matanzas de civiles -algunas aun continúan- y mandar a callar a los malditos aviones que masacraban las noches de Bagdad. Y a Jose Mari cuando tanto aseguró lo de las putas armas de destrucción masiva. -¡Que te calles Bush! ¡Que se callen tus verdugos!.

Pero el monarca no tuvo opinión, o no la dijo. ¿Importa el matiz?
¿De que valen las opiniones si no se sacan al sol?

Y no me cae mal él y su marketing, tiene buen plante vestido con el uniforme caqui. ¿Y su sonrisa bonachona? Si me lo encuentro algún día nos tomamos un vinito, si él quiere.

¿Pero no disfrutaría más jugando al dominó en una tasquita y luego, por la tarde, paseando de la mano de sus nietos y de la abuela?
¿No sería igualmente feliz vendiendo higos chumbos en un mercado de un pueblo como un ciudadano más?
¿No sería mejor para nuestra democracia un jefe de estado que tuviera una opinión opinable y que fuera un ciudadano elegido por los ciudadanos?

Si lo mejor es que nuestro jefe sea el más sabio. ¿Cómo podemos dejar esta empresa al capricho azaroso de los cromosomas borbónicos?

Y ya de paso, ¿No podríamos poner un hospital flotante en el Fortuna y mandarlo cargadito de vacunas allí donde los mosquitos tienen más peligro que los miuras?
¡Ay! Ya salió el comunista loco que llevo dentro.

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