domingo, noviembre 27, 2011

Cosas de perros



¿Por qué me hacéis esto a mí? Ahí a mi lado, mientras escribo, mirando. ¿Por qué allá donde voy siempre os tengo pegados?

Os reniego continuamente, os odio cada día y cada noche; cada vez que os saco a la calle de vuestra correa os blasfemo, nombro a vuestras santas madres, perras pero santas. Pienso que no hay derecho, sois un castigo. Que yo no quería perro, y os tengo a vosotros dos: uno el padre, el otro el hijo; como diría aquel: ¡ya sólo me faltaría que tuviera que sacar a mear también al Espíritu Santo!

Os saco, sí, dos veces al día los días que laboro, y tres veces aquellos que descanso. Reniego de vosotros dos, peludos hijos de perra, no os quiero ver ni en pintura. Digo cosas que no debería ni siquiera desear para el ser más malvado del mundo. Quizás yo no sea la buena persona que a veces aparento, pero pienso que esto me pasa por que sois perros impuestos; ahí está el fallo. No se pude tener perros impuestos, como no se puede tener hijos, amigos, amores, queridas impuestas. Tener la marca del “no deseo” es una pesada carga. Mejor quizás no nacer, a vivir donde no te quieren. Y con vosotros me pasa eso. Me digo que no os quiero, que me gustaría perderos de vista; todo eso me digo, y sin saber si es verdad lo que os digo.

Sois, padre e hijo, dos perros impuestos. Tres personas de mi casa querían perro y una no, y esa una es la que os saca siempre a la calle, haga calor o frío, llueva o ventee, todos los días. Y que conste que no veo mal, al final de la jornada, darme un paseo por la calle; que mira que relaja, que no es tan duro; incluso a veces me entretengo leyendo en el móvil las cosas que pasan en los blogs que frecuento. Pero eso no os quita vuestro estigma de perros impuestos. Y más ahora que los autores de los blogs flaquean –o flaqueamos-. Pero una cosa no quita la otra; si salgo a la calle por obligación no es lo mismo que salir por devoción. Y encima ya sabemos cual es vuestra actividad principal cuando salimos a la calle: mear, cagar y ladrar. Que además parece que tenéis dentro un grifo. Y no sólo eso porque si os vaciarais de golpe, pues mira, tendría una pase, pero no, queréis señalar hasta el último naranjito del barrio, hasta la última bolsita de la acera. Que ya a última hora lo que sale de ahí es una gotita escasa, si sale, cada vez que levantáis la puñetera pata.

Y luego lo otro; la siembra de alfajores, que tengo luego yo, como buen ciudadano, que recogerlos, porque eso otra; mejor no hacemos cuentas, porque dos alfajores diarios por 365 días y por los dos años y pico que hace que os tengo hacen un total de:

Raski: 3 años x 365 días x 1 alfajor: 1.095 alfajores.

Panchito: 2 años x 365 días x 1,5 alfajores (Este suele repetir, si pusiera huevos bien contento que me tendría) = 1.095 alfajores.

Total recogidos ya: 2.190 alfajores.

Y si podéis vivir, pongamos, 10 años más. Pues me quedan por recoger unos 8.760 alfajores más. ¡Qué castigo! Se me está revolviendo el estómago, menos más que he cenado ya, que si no es que esta noche ni apetito.

Y luego está el ladrar; a ver que os han hecho los otros perros, que me tengo que cambiar de acera, cada dos por tres, para que no os metáis en broncas. Y encima para la mierda de perros que soy los dos. Porque yo creo que les echáis cojones a los labradores, a los seteres y a cualquiera de las razas grandes que nos encontramos porque sabéis que yo no os dejo que os metáis en peleas. Que un día os tenía que soltar para que se os quiten tantas ganas de peleitas. Que estoy seguro que un yorsike, como vosotros, no tiene ni medio ladrido de un perraco de esos a los que les echáis huevos. De todas forma os compadezco; puede que vuestra mala leche sea por no desfogar. Fíjate tú, Raski, para una vez que mojas y tienes que cargar con el prenda ese que tienes a tu lado toda la vida. Y el prenda... -si tú, Panchito- que ves a una perra y te echas para atrás, es que ni te acercas a olerla. Lo siento pero eso es lo que os pasa y por eso ladráis tanto; os falta desahogo. El desahogo es muy bueno.

Creo que os odio, pero no es fácil sabiendo que vosotros no tenéis culpa. Y además me vais siguiendo por toda la casa; que me levanto, os levantáis; que me acuesto, os acostáis. Ahora que me he metido a escribir un rato en el ordenador; detrás mía; que me pongo los botines, y a moverme el rabo... Vamos que parecéis los dos mi sombra. Una sombra peluda y asquerosa, por cierto. En fin, ya veo que no me echáis mucha cuenta, que os estoy dedicando una entrada en mi blog y a vosotros os entró el sueño. ¿Qué estaréis soñando? Cosas de perros, supongo, cosas de perros.








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miércoles, noviembre 23, 2011

Magia potagia, azul por aquí, rojo por allá




Algunos dicen maremoto, otro dicen tsunami, pero la sensación que yo tengo es que no ha pasado nada en el 20N, que todo sigue igual. Ahora estará el PP gobernando dos legislaturas, aparecerá algún escándalo, alguna noticia que sacarle punta, y luego vendrá otra vez el PSOE unos cuantos años más. Además, y para colmo, cada vez habrá menos participación, más abstención, (¿De qué vale votar?); y sí, puede que haya pequeños partidos que nos ilusionen, pero todos a un abismo de los dos grandes. Es exactamente igual que la liga de fútbol.

El invento ha dado para esto. Para que el pueblo decida que todo siga igual. Es muy fácil predecir el futuro cuando uno lleva viendo lo mismo toda la vida. Y cuando uno ve que la sociedad no aprende de los errores. Ya no sé si uno es el tonto o si los son los demás millones de personas. Entonces uno duda, ciertamente; tengo que estar loco para no pensar como ellos. Algo falla dentro de mi cabeza para no ser de ese precioso mapa azul de la tele.

Un ejemplo: el otro día escuchaba en la radio que el PSOE se felicitaba porque Estados Unidos iba a montar en Rota su escudo antimisiles, y el PP también se alegraba. Nos vendían la moto con que aquello daría muchos puestos de trabajo. Y yo me pregunto si sería esto parecido a que viniera todos los días a cagar un extraño a la casa de uno, y uno se sintiera contento porque te dejaba una monedita y un papel con una firma marrón.

Otro ejemplo: con el PSOE han desaparecido las cajas de ahorros. Se las cepillaron unos y otros, los de azul y los de rojo. ¿Ahora el PP las recuperará? No. Lo público siempre ha sido un mal negocio (Una vez terminado el saqueo) .

Hemos votado, sí. Pero seguimos donde estábamos. Nos hicieron un truco de manos, magia potagia; nos han hecho creer que el pueblo ha decidido. Pero resulta que a los que mandan en el Banco Central Europeo nos los vota nadie. Y a los que mandan en el Fondo Monetario Internacional; a esos no los vota nadie. Y los que califican y ponen nota a la deuda de cada país; a esos tampoco los vota nadie.

Yo seré el tonto, no lo discuto. Pero pienso que nada ha cambiado después del 20N. Estaré quizás un poco tocado porque, humildemente, creo que el poder no cambió de manos. ¿Será que soy daltónico...?




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lunes, noviembre 21, 2011

Lo que necesitan los españoles (Por Harry Villegas Pombo)



Pasó el 20N y también el 21. Habló el pueblo y también el 21 han hablado los mercados.
Los mercados, cada día que pasa, se parecen más a esos dioses aztecas, insaciables de sangre. El mensaje que han dejado hoy es claro: "necesitamos más sangre, Mariano".

Lo del 20N, es más complejo. Unos hablan de marea azul, bueno, yo lo veo más como un tsunami. ¿Alguien lo dudaba? Yo no. Muchos votantes, antes de votar a una mala copia de un partido de derechas, han preferido votar al original.

Las recetas que el nuevo gobierno va a aplicar todos las sabemos: despido semigratuito, recorte en el gasto público, menos sanidad pública, menos educación pública, disminución de la inversión pública, menos prestaciones sociales. No hay que ser un gran politólogo para adivinarlo.

El PSOE, lo primero que debería de hacer es reflexionar que tipo de partido desear ser: liberal o socialdemócrata. Entregarse a los mercados y a su dios Hayek o poner rumbo a la izquierda. Visto lo visto, está claro que si desea seguir siendo un partido liberal, sus días en el arco parlamentario están contados.

Una reflexión: cada escaño de IU cuesta 3 votos más que uno del PP o PSOE. ¿Es justo? No. El sistema no lo es. Pero beneficia a estas dos fuerzas, hoy ha salido ganando el PP, de la misma manera que en elecciones anteriores salió ganando el PSOE. Bueno en el pecado deben de llevar parte de la penitencia, pues han tenido tiempo de modificar la ley electoral.

La izquierda está atomizada. La extrema, la derecha y el centro derecha, concentran su voto en una sóla fuerza política. Entre esta injusta ley electoral y la división, será difícil derrotar a la derecha. Tal vez la creación de un Frente Popular, o polo de izquierdas, o llámalo como quieras, sea una de las soluciones.

Me alegro del éxito de IU, pero sobre todo del escaño obtenido por Málaga, por quien es y de donde viene.

Es la hora de IU, sus 11 diputados, sus dirigentes, y sus bases y sus simpatizantes, comiencen a movilizarse y aglutinar a todos los ciudadanos de izquierdas, volver a incluir a los partidos ecologistas y arrastrar a todos los descontentos del sistema, ser la vanguardia, que canalice la esperanza de un cambio real y sentirse presente, cercana, tan cercana que se pueda tocar con las manos.

Los españoles, en este momento, no necesitamos un salvapatrias, sólo necesitamos tener esperanza.





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sábado, noviembre 19, 2011

La gente va muy bien



La gente va muy bien en cualquier acto público
para llenar la cancha
y hacer la ola.
La gente va muy bien para ilustrar catálogos,
para consumir mitos
y seguir la moda.
La gente va muy bien para construir pirámides,
para tirar del carro
y hacer el amor.
La gente va muy bien para formar ejércitos
y para dar ambiente
¡Viva la gente...!

La gente va muy bien para contarles cuentos,
para darles porrazos
y venderles ungüentos.
La gente va muy bien... La gente va muy bien
para decir que «SÍ»
para decir «AMÉN».

La gente va muy bien como ejemplo de bípedo
que llora, se enamora
y usa zapatos.
La gente va muy bien para suscribir pólizas,
acatar las consignas
y pagar el pato.
La gente va muy bien como dato estadístico,
anónimos comparsas
de este culebrón.
La gente va muy bien yo puedo asegurárselo.
Conozco a esos plebeyos...
¡Soy uno de ellos...!

La gente va muy bien para aplaudir al jefe,
animar el paisaje
y preservar la especie.
La gente va muy bien... La gente va muy bien.
para decir que «SÍ»
para decir «AMÉN».

La gente va muy bien... La gente va muy bien...
La gente va muy bien, pero que muy bien...
La gente va muy bien
para decir que «SÍ»
y por eso TAMBIÉN

La gente va muy bien para enjugar las lágrimas,
para darse un abrazo
y entrar en calor.

La gente va muy bien para vencer obstáculos,
para darnos sorpresas,
recobrar la memoria
y emplear la cabeza
para cambiar la historia
y unidos buscar el camino que lleva al Edén.

La gente va muy bien.

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lunes, noviembre 14, 2011

Pelean por no cambiar




Todos los que nacimos después de la larga dictadura no conocemos otra cosa. Ahora veo por la televisión un macro mitin y en el que sale un Alfonso Guerra, y luego veo a un Felipe González, luego sale uno que fue ministro con este último, que es el candidato, y cuando se cambia de escena, y los colores de las banderas se vuelven azules, sale uno con barbas que fue ministro del Aznar; y me pregunto: ¿dónde estoy? ¿Es la fiesta de la marmota? ¿Tan mala está la cosa que llevamos cuarenta años gobernados por los mismos? ¿No hay gente nueva? ¿Cuándo se van a hartar estos del pesebre? Pero la culpa a tanta pregunta la tengo yo; ¿quién me mandaría a mí ver un telediario?

Cuarenta años gobernados por los mismos. La explicación la encuentro en que la clase política se ha convertido en una casta profesionalizada. Como pudiera ocurrir en sociedades de hace miles de años. Es una casta y esa casta hace de la política una remunerada (bien remunerada) profesión, y no están al servicio de los ciudadanos, sino de una máquina que busca poder; poder, poder. Una máquina muy bien engrasada; tiene a todo un sistema a su servicio: periódicos, radios, televisiones... Un gran sistema con el que consiguen introducir su mensaje hasta en el último pueblecito, hasta la última casa, hasta en el último rincón de España, del mundo. 


El otro día me dijo mi hija de nueve años: -Papá, no conozco al que tú votas. No sé ni que cara tiene. Cuando salga por televisión avísame para saber quién es, que tengo curiosidad.


Pero en la televisión los minutos son carne de bipartidismo. Es como el Madrid y el Barsa. El mundo parece ser un simple invento bipolar. O eres de los míos o estás en contra mía. O eres del Betis o del Sevilla. La simplicidad de la mente del ser vivo analiza con mucha mayor facilidad lo blanco y lo negro, y prefiere quedarse en lo simple, lo sencillo, no pararse en lo maravilloso que puede resultar el arco iris.



Rajoy dice algo así como que traerá “el cambio”. Hay que ser cínico para venir a decir esto a estas alturas. Aunque qué más da. Se trata de un eslogan, solo son palabras.


Entonces el PP dice que es el cambio y resulta que de cambio nada, la política del PP no difieren prácticamente de la política del PSOE, a la vista está que ambos nos han llevado de la mano al profundo bache, (abismo), y a la vista está que el cambio profundo que necesita esta sociedad ni con el PP ni con el PSOE va a venir. No hay que ser muy espabilao. ¿Van a plantarle cara a los mercados o van seguir agachándose repitiendo el “si buana”? De eso no hablan en la campaña electoral, sorprendentemente.

Ahora nuestro país, que ha crecido a fuerza de préstamos y pelotazos, es esclavo de su deuda. Como el currito es esclavo de su hipoteca. Pero los que permitieron y ayudaron a que la deuda de este país, y la dependencia de los mercados financieros, sea la que es; los que permitieron eso fueron los políticos del PP y del PSOE, ¿o qué estuvieron haciendo los últimos cuarenta años? Así que no nos digan que si pelear, que si cambiar. Años nos hemos llevado peleando por tener para comprar una casa, por poder darles a nuestros hijos una educación, una sanidad, y ahora vemos que, por la mala gestión de los que se vuelven a presentar como salvadores, estamos endeudados y esclavizados a lo que nos marquen desde fuera los mercados, los alemanes y los franceses.



Llevamos cuarenta años gobernados por los mismos, y resulta que estamos a la cabeza de Europa en parados; cuarenta años con los mismos gobernantes y tenemos los peores datos de toda Europa en educación, en fracaso escolar. Somos también los números uno en economía sumergida; casi cuarenta años ordeñando de la recalificación, del sobre, del maletín, del desarrollo descomunal del ladrillo, de la subvención y del subsidio.


¿Ahora va a venir Rajoy y nos va a traer el cambio? ¿Qué cambio? ¿El de siempre?


¿A quién votará Botín? ¿A quién votará la Duquesa de Alba? ¿Al PSOE o al PP? Y creo que no me equivoco si digo que unas veces votarán al uno y otras al otro; total, a la vista está que les han ido siempre bien con cualquiera de los dos.

Nos hemos despertado de un sueño. Del "España va bien" que decía Aznar, del "pleno empleo" que decía Chaves. Pero esta crisis no afecta a todo el mundo por igual: tenemos en un extremo al presidente de una multinacional, que mantiene los beneficios para sus inversores, que paga al mejor equipo de asesores fiscales para que le ayuden a defraudar al fisco sin peligro, con guante blanco. En el otro extremo al que pintaba a destajo en las obras, y que lleva dos años sin mojar brocha, capeando el temporal de la miseria. ¿Es lógico que ambos voten lo mismo? Pues sí, en esta rara sociedad es lo más normal del mundo. Los dos van a votar en las próxima elecciones al mismo partido. Aunque no estoy muy seguro si al PP o al PSOE.

Tenemos una juventud a la que se le cierra las puertas del mundo laboral, por ello es una juventud desencantada, desmotivada. Tienen muchos de ellos que coger las maletas y marcharse a otros países si quieren desarrollarse profesionalmente. Si quieren ganarse la vida. Ese es el país que tenemos después de cuarenta años de democracia. ¿Va a pelear ahora Rubalcaba por ellos? ¿Les va a cambiar Rajoy el futuro? Milongas.

Los mayores de cincuenta años tampoco lo tienen fácil. Son los apestados de las empresas. ¿Cómo van a contratar a un señor con esa edad? Querrá ganar un sueldo digno, y eso es mucho pedir. Por los polígonos industriales, medio vacíos, van como zombies. Un currículum en la mano.

Y los que por suerte trabajan tienen que hacerlo a destajo, tiene que realizar jornadas larguísimas, sin quejarse, y cada vez ganando menos. Y llegan a fin de mes con tristeza; justitos. Y pueden dar gracias al cielo.

Arreglaos estamos. Ahora ganará Rajoy, y se llevará cuatro u ocho años, y luego vendrá otro del PSOE, y luego otro del PP. La maquinaria sigue bien engrasada. Ya llevamos cuarenta años así. ¿Hasta cuánto aguantará el invento? ¿Hasta cuando durará esta farsa?


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sábado, noviembre 12, 2011

Recuérdame





Recuérdame...
Con tus piernas,
con tus uñas tiernas,
con tus dientes fuertes,
con tu piel mordiente.

Recuérdame...
Con tu lengua de manzana,
con tus labios de espartana;
con tus ojos rabiosos,
con tus pechos olorosos.

Recuérdame...
En las rodillas de tu escultura,
en los pliegues de tu estructura,
en el sabor mortal de tu saliva,
en el color a noche de las bombillas.

Recuérdame...
Mujer fatal y traicionera,
en el cielo oscuro de tu bandera.
Mala maldita embaucadora,
muerte carnívora y abrasadora.

Recuérdame...
Tú, fruta imposible,
bajo la luna más irascible.
Flor de la carne del matadero,
tu dulces telas; puro veneno.

Recuérdame...
En las manos, sin dedos, nunca encontradas.
En las fuentes de tierra, nunca saciadas.
En los besos iracundos que añoran besos,
En los labios flamantes de los obsesos.

Recuérdame, como aquel día,
quería comer tu voz mordida,
aquella noche sin tu licencia,
mi hembra mártir de adolescencia.

Recuérdame, verbo rozar.
mártir del verbo: acariciar;
lamer, tocar y desnudar.
Mártir eterna del apretar.

Recuérdame, amante rota,
alma de hielo, corazón de roca.
Mapa imposible de tu entrepierna,
que el viento olvida y nada queda.




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martes, noviembre 08, 2011

Un monólogo vigente

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domingo, noviembre 06, 2011

Por suerte no dura siempre


Procuro una vez al día acordarme de mi condición mortal, no lo hago queriendo. Llevo escrita mi condición mortal en la mente, como lo llevo escrito en cada una de mis células. Dicen que si una puesta de sol durara siempre no habría ninguna magia en contemplarlas, en parase a disfrutarlas. Lo mismo ocurre con nuestras vidas, que por suerte no duran siempre, y por eso somos seres tan imprescindibles, tan únicos e irrepetibles. Somos especiales porque caducamos.

He leído en algún sitio que estamos programados para sobrevivir unos cuarenta años. Y es cierto; una persona, por muy mala vida que tenga, por muchos estropicios que se haga, podrá llegar a esos cuarenta años casi con la gorra. Luego, la historia cambia, se vive tanto como el envoltorio aguante. Aquellos que cuidaron un poco el envoltorio tendrán el final más lejos, aunque también tienen escrita su fecha de caducidad en sus células, y en esos cuarenta y tantos.

Yo procuro fumarme un solo cigarro al día. Lo consigo, no me cuesta mucho. A veces me acuerdo por la tarde del segundo e imagino que me lo estoy fumando, solo me lo imagino, y al poco se me pasa. Estos son los motivos que me hacen pensar que las cosas ocurren solo si pasan en la cabeza, que pasen de verdad no es tan importante. Tengo la suerte de que modero los placeres. Y no es que quiera durar siempre, solo que me gustaría entrar en la cuarentena con cierta honestidad.

Muchas veces me paro a pensar lo parecidos que somos a las casas, con sus cañerías, sus cables, sus bisagras. Hay que ver como se ponen las tuberías con los años; que se atascan, que se pican; lo perfecto, lo bello, el tiempo se encarga de mancharlo, de maltratarlo. El tiempo no ama a todas las cosas por igual; al vino, al jamón, a ciertas mujeres... El tiempo suele ser bueno con las obras de arte. Pero sólo por un tiempo.

Los mortales envejecemos, y ¿qué pasará con nuestras tuberías?, ¿hasta cuándo durarán sin romperse, sin atascarse?

Nos parecemos mucho a las casas. Cuando nuevas; flamantes, preciosas, perfectas. Conforme pasa el tiempo les van saliendo cosas; hoy un desconchón, ahora una grietecilla, ahora que si un grifo que gotea... Las casas con el tiempo, y con el uso, se van llenando de imperfecciones. Y los habitantes tomamos con cierta tolerancia y resignación todos esos cambios. Bueno, nada es perfecto; por una manchita, por una cuerda de persiana que se atasca... hasta que llega un día en que los cambios se hacen insoportables y entonces acudimos a una ferretería o a un profesional.

Nuestro cuerpo es idéntico. Al principio tan bello, tan conseguido y perfecto, pero las imperfecciones salen; una arruga, una mancha, un lunar, un poco de pelo allí, un diente torcido. Suerte que nos pasa como con las casas, que vamos tolerando los fallos, que nos vamos aceptando imperfectos, que asumimos como parte del juego el que nuestro cuerpo cambie; a peor. Pero ¿Qué es el cuerpo sino un envoltorio? Debemos procurar que nos dure y que no nos duela. Por eso procuro una vez al día hacer algo de ejercicio, hay que ir pensando que el envoltorio no va a durar siempre. Que sería bueno envejecer con dignidad. Y sobre todo; genio y figura hasta... hasta que aguante.




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viernes, noviembre 04, 2011

Una obra de arte

Esa mujer era especial, distinta. Esa mujer era para pintarla, o para escribirle un poema, una carta de amor, o una enciclopedia... hacerle una escultura y ponerla en un museo. O para hacerle una fotografía y enmarcarla. La pondría en el cabecero de mi cama. Esa mujer era para hacer con ella la mayor obra de arte... ¿y le pregunté?

- Perdone... me permitiría hacerle una foto.
-¿Una foto?
- Sí, quiero hacerle una foto... para tener una obra maestra de la naturaleza.
- Pues por qué no le haces una foto a su madre, o a un mono del parque.

Esa mujer era para echarle... una obra maestra de la naturaleza... o dos.






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martes, noviembre 01, 2011

A propósito de hoy





De un tiempo a esta parte me pregunto, a veces triste, si mis raíces siguen igual de fuertes que estaban. Me refiero a que me cuestiono si mi pueblo, el que dejé hace ahora once años, sigue siendo mi pueblo, y me digo: ¿por cuánto tiempo aguantará en mí este sentimiento? Pero cuando digo “mi”, no quiere decir que el pueblo sea de uno, el sentimiento es justo a la inversa; decir “mi pueblo” es decir el pueblo de dónde nunca me podré separar. El lugar donde uno tiene sus raíces para siempre... mientras viva...

Recuerdo como el mundo de los blogs surgió hace unos tres años, y se mantuvo muy fuerte durante un importante número de meses; quizá desde el 2009 hasta mitad del 2011. Pero lo cierto es que ahora languidece. Yo a través de mi ordenador me regresaba, volvía a sentir Gerena cercana, parecía como si virtualmente hubiera vuelto, estuviera enganchado a ella otra vez, volviera a vivir allí; me interesaba todo y quería hablar de todo, rescatar personajes, recuerdos, historias... todo eso pasaba por mi cabeza cuando, desde mi ordenador, a altas horas de la noche, me conectaba a esa parte de mí que resulta ser una de las cosas que más me han marcado como persona: el pueblo donde nací.

Nada es para siempre. Ahora paso por una nueva etapa. Ya no tengo la necesidad, la obligación de escribir, de crear entradas. Bueno, creo que no tengo la necesidad porque simplemente no sé hacerlo. Se me olvidó. Sopló la flauta y ya está.
Además, muchos de los buenos compañeros del camino dedican su tiempo a otras cosas, y los que quedamos, pocos, no podemos hacer que aquella ventana, que se abrió a la información, a la participación, y a la cultura siga abierta como antes. Reconozco que está medio cerrada.

La realidad es cambiante. Lamento que las nuevas incorporaciones a la blogosfera de mi pueblo hayan sido mínimas. Parece como si aquella pequeña revolución durara lo que tuvo que durar. Fue preciosa, pero breve. Ahora estamos en otros asuntos. Creo que las redes sociales han tomado el relevo a los blogs. No puedo criticar eso porque desconozco todo lo referente a ellas, aunque creo que la mayoría de las veces son simples álbumes de fotos compartidos; que entretienen, pero que no aportan nada a la persona que se engancha a ellos. No siempre será así, espero. Perdón por hablar desde el desconocimiento.

Visto entonces que aquellos buenos foros donde se participaba y se daba información han decaído. Visto que mis ganas –mi capacidad- de escribir se esfuma. Y visto también que en mi caso todo partió de la necesidad de reencontrarme con el pueblo donde me crié, no me queda otra que preguntarme si con el tiempo, y dado que creo que nunca volveré a vivir en Gerena, este amor y este apegó permanecerán, o si por el contrarío se diluirán. Si mi sentimiento por esas calles de adoquines, esas puertas y esas casas no terminará olvidado hasta que de él no quede más que una antigua añoranza.

Quizá en estos momentos de debilidad sea cuando nos aferramos a algo, a un clavo ardiendo, por ejemplo. Lo digo porque en el libro de donde saqué mi nombre bloguero, leí aquella cosa que ahora toma importancia en mi memoria, era algo así como: “Uno no es ni de dónde nace ni donde vive ni de donde muere....”.

Decía en su obra, de forma magistral D. Gabriel García Márquez, por la boca del bueno de Arcadio Buendía: que podían abandonar el pueblo que ellos mismos fundaran, Macondo, en cualquier momento, cuando les diera la gana.
Su mujer se oponía. Úrsula Iguarán decía que a esas alturas no pensaba moverse del pueblo, el pueblo donde además habían nacido sus dos hijos: José Arcadio y Aureliano Buendía (este último os sonará). Entonces Arcadio pronunció esa frase que, acordándome de mi Macondo, ahora tengo en la mente; Arcadio dijo: “Uno no es ni de donde nace ni de donde muere... uno es de donde tiene enterrados a sus muertos, así que nos podemos marchar cuando queramos” Por aquel entonces en Macondo aún no se había muerto nadie desde que se fundara, no tenía por tanto cementerio. Así que Arcadio decía que podían dejar el pueblo en cualquier momento, sin tener que mirar atrás, pues sin ningún muerto que estimar, ¿qué les retenía a aquel pueblucho perdido entre ciénagas y selvas?
Pero Úrsula los tenía bien puestos, y le contestó algo así: “Si hace falta yo misma me muero para que Macondo tenga a su primer muerto” Y conociendo a esta mujer, puedo afirmar que lo de morirse lo decía en serio.

Hoy, uno de noviembre, día en el que tenemos tan presentes a nuestros difuntos, creo que es apropiado hablar de este asunto. De que las personas no somos ni de donde nacemos ni de donde vivimos... Por mucho tiempo que pase, por muchas vueltas que dé la vida, seguro que seguiremos siendo de ese pueblecito que mira a la campiña, que es abrazado de olivos y de encinas. De ese pueblo donde el granito emergió, y ha sido devorado por sus hijos, hambrientos del pan de la piedra. Y seremos de todos sus barrios; de los altos, de los bajos, del centro o de las afueras; de todas sus calles, de todas sus plazas, de cada una de sus esquinas. Pues el tiempo nos llevará por el mundo, nos hará pensar y sentir mil cosas... pero no podremos dejarlo; somos y seremos del lugar donde tenemos enterrados a nuestros muertos. De donde quedaron las reliquias de sus calaveras, su ropas, sus pelos, su dedos blancos, sus cenizas eternas; de allí somos, de donde están nuestros queridos y entrañables muertos. A propósito de hoy, uno de noviembre.
















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