viernes, febrero 27, 2009

¿Qué hay dónde no hay?


Me da vértigo pensar en ella. Pues pensar en la nada es llenarla de cábalas fatigosas. Pero habrá que echarle valor a la cosa, e intentar por lo menos sembrar alguna duda, por si brotara la hierba.

¿Qué hay dónde no hay materia?
Si en un lugar no hay nada, ¿existe ese lugar?
¿Es la materia infinita? ¿Qué hay después de los planetas, de las galaxias?
¿Se podría conquistar la nada, como aquella luna que un día alguien pisó?
¿Es la muerte la única nada a nuestro alcance?
Si la nada existiera, y dentro de la nada no hay nada, ¿cómo será por fuera? ¿Estará cubierta de materia a modo de envoltorio y por eso no la vemos?
¿Es nuestro querido universo un camino, un valle, tiene alguna frontera, aunque inalcanzable, imaginable?
¿Es tan sólo un páramo de estrellas y soledades?, ¿Somos electrones o protones? ¿Dónde está nuestro núcleo? ¿Qué es mejor la fusión o la fricción?
¿Alguien sabe que pasará cuando todo nuestro universo se enfríe y esté tan expandido que nunca nos encontremos?

¿Será cuestión de empezar a creer que tampoco ella existe?

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domingo, febrero 22, 2009

Me enseñara, sin quererlo.

¿Ves estas hojas llenas de torpe caligrafía?

Son de mi niñez; apenas había empezado a escribir unas cuantas letras. Amarillean, el papel va madurando, se consume a sí mismo con infinita paciencia y desprende el mismo olor, a tiempo quieto, que exhalan los grandes libros.

La tina se desdibuja; algunas frases son como las finas nubes que dejan los aviones al cruzar el cielo; esas, que rezagadas, acaban desordenándose.

Esta cuartilla tiene una pequeña mancha imperceptible marrón en la esquina de abajo, ¿La ves? Me pillaría escribiendo con la zurda. Esta otra no tiene nada, es amarilla por completo, sin lunares, sin marrones, no tiene rastros de sangre.

¿Sabes que puedo escribir bien con las dos manos? Pues no nací con esa habilidad. Al principio, muy de niño, sólo lo hacía con la izquierda, pero si él me pillaba escribiendo con la mano zurda me retorcía la oreja con saña.

Y al final, de qué le valió, por muchas vueltas que le dio a mi oreja nunca dejé de escribir con la mano izquierda. Tal vez me enseñara, sin quererlo, a escribir con las dos.

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martes, febrero 17, 2009

Aquí la tienen, ódienla

Pepe el de Evaristo dice en una maravillosa entrevista publicada por nuestro amigo y maestro Leonardo en su Blog “Tierra Próspera”:

“Harto de estar escondido, me vine y me presenté a las autoridades.”

Qué fuerza hay que tener para ese momento, qué cojones más apabullantes.
Me imagino dentro de la piel de Pepe el de Evaristo pensando...

"Harto de sentirme huido de mi misma vida, y sin más culpa que llevarme a la conciencia que mi condición de humilde brazo al servicio de quien me paga, más no sintiéndome ni de izquierdas ni de derechas, pues salgo de la tierra como un tronco retorcido de acebuche del que una y otra vez comen las mismas reses, que me van podando siempre hambrientas, que me esquilman sin piedad, sin paciencia, y me quitan los brotes más nuevos y me desnudan. Sobrevivo abandonado a la suerte de los soles, que me tuestan y alimentan, de días y amaneceres."
- Aquí me tienen, me presento, desahuciado a la suerte de vosotros, mis verdugos. Aun sabiendo que me espera vuestro maltrato y quizás la muerte. Pero valiente y honesto a deciros; Haced conmigo lo que quieran. Vuelvo a mi casa con mi gente. Mi vida sin ellos no me vale, aquí la tienen, ódienla.-

Cómo sería aquel momento, con los relampagazos en el cementerio, desde la celda escuchando los tiros trinar en la oscuridad, intuyendo el masticar del plomo, su aliento cercano y maloliente.

Seguro que por sencillo y por no tener en su existencia motivos de los que nadie comprendiera celos, ni envidias, le dejaron pasar de puntillas por el matadero, despreciándolo como muerto y como vivo, para ponerlo a matar desconocidos o, tal vez, amigos y hermanos que ya estaban muertos. Al servicio de una patria loca, desquiciada y asquerosa.

Un abrazo amigo Pepe el de Evaristo.
Mi admiración y mis respetos.

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domingo, febrero 15, 2009

Precisamente hoy


Me dio la bienvenida como de costumbre; parecía que no nos hubiéramos visto desde hacía años. Todo era felicidad, diversión, alegría.


Después de dar un paseo, me duché, me puse la blusa nueva y vestí la mesa con el mejor mantel. Puse las velas compradas por la mañana en el chino y dos servicios de cubiertos, aquellos eran de los pocos chismes que olvidó llevarse mi ex mujer.


Luego vi el cadáver detrás del sofá. Allí yacía su cuerpo despedazado, alrededor algunas tripas y medio rabo. Repugnante.


¡Qué cabrón, hacer eso con la gata de la vecina, precisamente hoy que me la quería llevar huerto! (Me refiero a la vecina)

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miércoles, febrero 11, 2009

Cada vez


Sobre el celeste 131 Supermirafiori está el mono vestido de moro, con su traje verde aceituna, el gorro rojo con borla y unos ojos redondos, algo tristes, como pequeñas canicas marrones de un cristal húmedo y blando. Al otro lado de su cadena, una bella princesa gitana de abrumadora piel color a tierra, con su boca amplia, cantarina, reparte sonrisas como quien regala flores. Y da el encanto, los sueños, los espejismos de una raza exótica y legendaria.
Un señor viejo, mal vestido de payaso, reparte octavillas.
Yo soy un chiquillo que escapa del colegio como en un bando de palomas libres. Corremos por la calle abajo con nuestros vales y releemos una, dos, mil veces: "100 pesetas de descuento. Sólo acompañado de un adulto". Ondean al viento nuestros trofeos, son, en nuestras manos, banderas que anuncian la aventura.

Atravieso un esqueleto de montones de adoquines y añejos bloques de granito olvidados; el viejo colegio derruido con sus dos palmeras solitarias, las ruinas parecen un Lázaro esperando el milagro más imposible, y aplasto, bajo mis pies, montones de dátiles amarillos mientras las bestias viajan por mi cabeza. El dromedario del vale y las melenas de los leones parecen moverse, y se oye el chasquido del látigo y los cascos retumbantes de los caballos.
La Carretera Quirós entera es un enjambre de mochilas contagiadas por la gran noticia; un circo llegó a Gerena.

En el llano "La Cantina" las errantes personas despliegan su cacharrería; toda clase de lonas, puntales, cuerdas... El circo es una planta que va creciendo. Emerge de sus tripas como un gigante blanco y rojo que adquiere una forma montañosa. Su volumen misterioso es celoso de sus entrañas. La carpa, pagana y mundana, no se abrirá al que la quiera, sólo a quien la pague.
Asombrado, en un momento interminable, junto a los otros que hoy también llegarán a casa tarde, me imagino un mundo distinto bajo la carpa, e intento con la mirada traspasar las lonas; recorro sus maleados tablones, sus repintados hierros sin patria, los desdentados animales y el puñado de niños sin raíces curtidos por caminos hechos de estaciones, tormentas, calimas, heladas, vendavales de barro y polvo.

Al día siguiente muchas prisas y clases que no terminan nunca. Suena la estrepitosa sirena y nos escapamos veloces. En la puerta dos altavoces, el mono triste y la joven princesa nos recuerdan que llegó el día de la única función.

Y casi llegando a la Lonja comienza a caer sobre nuestras cabezas un chaparrón sin miramientos. Las canales repican un recital de gorgoteos. Las calles corren como arroyos y las esquinas se llenan de torrentes marrones que arrastran tierra, papeles y colillas que huyen.
Por la calle "La Plaza" camina, entre charcos, un perro sucio, flaco y mojado que se escurre buscando algo seco. Él también lo sabe; cada vez que viene un circo llueve.

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martes, febrero 03, 2009

La verdad de la fruta.

Será que esta sociedad nuestra es una gran fruta con el corazón podrido y hemos pasado en pocos meses del "¿Quién da más?" al "!Sálvese quién pueda!"

Será que la vida planificada nos muestra también, de vez en cuando, su traicionera verdad cancerosa, y ahora sabemos que un coche puede durar muchos años, y entonces sobran varios miles de fabricantes de coches.


Será que el especulador de estraperlo, que compraba y vendía hormigón en plano, ahora se esconde como una rata cuando las alcantarillas reciben la tormenta, ¿Sobraba? ¿Y sobraban albañiles, y sobraban yeseros, y sobraban, y sobraban?... También sobraban algunas putas con traje de chaqueta caro, esas que hacía encajes de bolillos con los fondos de capitales, -perdón por la comparación señoras putas- Quizás hasta sobre yo, y me tenga que ir al paro a vivir de lo que leo.

Será que aquel comunismo, de antaño, fracasó sin lugar a dudas, o que el capitalismo, siempre moderno, no vale ni medio pimiento. Que no somos los humanos tan inteligentes como parecemos. Pues aquí estamos, tan acojonados, millones de años después, esperando que el telediario nos alivie de este olor a perro muerto. Aguardando que alguien nos saque de este légamo sin culpables. Pero eso sí, sin tener por qué llegar a la verdad de la fruta. Eso no importa a nadie. Nos importa que huela, no que se pudra.

¿Qué necesita un humano para ser feliz?; ¿Un Golf?, ¿Estrenar vestido y gafas de marca?, ¿La mejor tele de plasma?...

¿Será qué, sobre todas las cosas, nos necesitamos los unos a los otros, comida, techo, salud, amor, cultura, eso que se resume en calidad de vida y lo demás es sólo carne de basura?

Por los hambrientos de pan, por los hambrientos de amor, por los enfermos de soledad, por ellos el mundo entero es una crisis. Luchemos por el fin de la crisis de los hambrientos y dejemos que el consumo se consuma.

Y llevadme, por favor, a un mundo nuevo donde el tiempo sea mi aliado, donde ser feliz no sea tener más y mis hijos me conozcan. Donde el éxito no lleve impreso la señal del dolar, ni tengamos que escaparnos con venenosas sustancias de cobardes. Donde los banqueros sean pobres y los maestros sabios. Donde gobiernen las madres, donde se quieran a los viejos, donde a los niños se les llenen de curiosidades. Llevadme a ese mundo, allí quiero ir, para escapar de la verdadera crisis, para librarme de ella.


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