viernes, julio 25, 2008


A TODOS LOS VISITANTES DE MI BLOG, DECIROS QUE FUE UN PLACER COMPARTIR CON VOSOTROS TODOS ESTOS ESCRITOS Y FOTOS.

VOLVERÉ EN SEPTIEMBRE O EN OTOÑO, NO LO TENGO MUY CLARO.

ME TOMO UN RESPIRO, UNAS VACACIONES, OS DESEO DISFRUTÉIS DE LA MEJOR FORMA VUESTRO TIEMPO.

UN SALUDO, VOLVERÉ...

domingo, julio 20, 2008

Fantasmas de la Brujera

Anoche volví a enfundarme la tela de los dos redondeles recortados y salí a las sombras para buscarla.

Al dejar atrás aquellos sitios dónde el sereno gobernaba su séquito de candiles, la oscuridad, a sus anchas, pintaba la noche de julio negra con su techo sin luna.

Nadie podía reconocerme, los de mi especie no tenemos identidad, tampoco realidades a las que serles fieles, ni preocupaciones que predominen sobre el capricho de los amantes.

Siguiendo por la calle abajo, coincidiendo con el camino dibujado por la lechosa vía láctea, mis pasos anduvieron hacía el encuentro. Y detrás de la cueva Periquillo, allí estaba ella o su bulto, también con su cáscara de trapo.

Al encontrarnos, nos tocamos, nos abrazamos, quisimos comprobar bajo los disfraces nuestras presencias. En silencio, en el solitario rincón de las moles de granito, sobre un lecho viejo de cuarzo, mica y feldespato, nos arrebatamos la piel de tela y como bestias ciegas, bajo millones de brillos de plata, nos entregamos al desazón de las bocas, de las lenguas, de las manos.

Ella tierna y caliente. Sus pechos, su espalda, las piernas fuertes, estremecida su figura. Su melena enredada, las manos galopantes, esos lunares que no podía ver, esos labios a los que prácticamente mordía. Revolcados en un altar pagano, con una ofrenda al cielo de carne, sudor y piedra.

Después, vencidos ambos de la lucha, nos tumbamos con la mirada al universo, nuestros ojos viajaban donde no pueden llegar los hombres, ni la ética, muy lejos del bien y el mal.

Y una estrella perdida cruzó a un palmo de nuestras caras, ella pensaría en un deseo, yo rogué muchas noches de vida. Le di el último beso y bajé los pelotones. Al pasar, la cueva me miró recordando celos de los tiempos en los que estuvo enamorada.

Yo portaba mi hábito espectral, salté el muro del corralillo y crucé la esquina. Unos metros antes del primer farol me quité las sábanas y las guardé en su escondite.

Cuando llegué a casa aun los niños estaba despiertos, el más pequeño me abrazó llorando, le pregunté que le pasaba y me dijo que su hermana le hacía llorar con historias de miedo, le limpié un caminito de lágrimas, y le dije muy bajito al oido:
- Duerme precioso y no tengas miedo, que los fantasmas no existen.

Etiquetas: ,

domingo, julio 13, 2008

El último.

El pueblo se hace cada vez más pequeño, las casas, las calles, la ropa tendida en los cordeles me dicen adiós con su progresiva disminución, cada vez más lejos, cada vez más solos.

Arriba el aire es seco, abajo el calor del sur se pega a los que viven, donde los solitarios perros buscan las sombras de los zócalos, y cambian en cada esquina de acera, siempre fieles a la rica oscuridad protectora. Allí donde los seres danzan sobre las brasas de las calles calcinadas.

Lejos las sensaciones; el viento, la sed, el miedo, esa postilla que una y otra vez se rompe, tras el porrazo, en la carrera por "la vuelta la manzana". El bajar a la plaza a charlar con los amigos. Tampoco compartiré más tiempo con mi querida compañera. Ni besaré a mis hijos. Ni abrazaré a mis nietos.

En la distancia los largos paseos al tibio Sol del mes de marzo, y las peleas incruentas en los domingos al dominó. Y las porfías, con medio litro sobre la mesa, de quién era el número uno llenando macacos.

Ya la gente sale, aun puedo distinguir, muy pequeño, al cura con su calva brillante y el par de monaguillos blancos. La comitiva de hormigas oscuras avanza abrasada sobre el camino de adoquines dorados de tanto Sol.

Los tejados, las plazas, son un pequeño pañuelo, una mancha entre tierras ásperas, una hoja seca sobre campos amarillos y marrones.

Y es el último entierro, de eso no tengo dudas.

Etiquetas: ,

viernes, julio 11, 2008

"El curioso incidente del perro a medianoche"


Después de ver el blog de mi amigo Prometeo, diré que cuando acabe de leerme el libro que ahora estoy leyendo, intentaré por segunda vez empezar a leer "El Niño con el Pijama de Rayas". Pues mi mujer se lo leyó hace años, y anda por la casa un poco huérfano esperando un lector que lo rescate de su tedio.

Además de decir esto, no quiero perder la oportunidad de recomendar uno.
Se trata de "El curioso incidente del perro a medianoche" de Mark Haddon.
No me gusta hablar del argumento de los libros con quién no los ha leido, contar aunque sólo fuera un detalle mínimo creo puede robar parte de su encanto. Este libro lo encontré en las estanterías de un familiar, como casi todos, sentí curiosidad por él, y me lo prestaron. Cuando empecé a leerlo me engancho, me dejo muy sorprendido, el personaje que crea el autor te cautiva de tal modo que acabas adorándolo. Aquí pongo la foto de su portada. Por el título nadie puede hacerse una idea de que va, recomiendo que quién quiera leerlo llegue a él como llegué yo. No tenía ni idea de lo que me encontraría, entré en él sin esperar encontrar gran cosa, y acabó siendo uno de esos libros que recomendaría a cualquier amigo.
No lo dejéis escapar. Es un libro muy especial.

Etiquetas:

jueves, julio 10, 2008

El sabor de la saliva.


“Lunes 18 de noviembre de hace muchos años”

“Aunque los lunes acostumbran a ser bastantes estériles, este día que vivo está siendo de lo más interesante. Las clases han transcurrido velozmente, la tarde, que se está consumiendo de manera fugaz, ha tenido alicientes suficientes como para clasificarla de normal-buena.

Hoy he ido a la biblioteca a entregar unos libros y me encontré con varias personas interesantes, por ejemplo vi a Ana. Ella no se atrevía a mirarme, quizás porque su hermano merodeaba cerca. Una de sus amigas me llamó y me preguntó algo que ya esperaba; -¿Te sigue gustando Ana?-. Yo no mentí, le dije que sí, y ella añadió que le pidiera otra vez salir, pues las cosas iban a cambiar y se iba a comportar de otro modo. La conversación se estancó hasta que me volvió a susurrar; - El viernes, ¿le pedirás salir?-. Yo, queriéndome dar de interesante, le dije que no sabía. Ella, la amiga de Ana, me volvió a hacer una y mil veces la misma pregunta y yo respondiendo siempre lo mismo: - No sé, quizás, a lo mejor – Ana, sentada delante, miraba un libro por no mirarnos a nosotros, y pensaba en que se yo, quizás en mi, en el chico que tantas veces creyó que eso de encontrar una mujer sería imposible. ¿Y si estuviera pensando en nosotros?, Allí sentados, mirándonos fijamente y de pronto le aprieto con tanto calor las manos que me deja asomar un beso tras sus dulces labios. Es entonces cuando despierto y asumo la realidad, es solo un sueño bajado de una nube, por ahora sigo “boquerón”, el día que rompa ese muro será un día grande, ojalá ese día sea mañana. Hasta entonces.”


“10 de julio de 2008”
Desesperado por un beso; ¿Habrá ambición más bonita? ¿Os imagináis a todos los hombres y mujeres de la Tierra con la ambición puesta en un beso? Ni dinero, ni poder, ni lujos, besos que llevarse a la boca. Dos bocas uniéndose, la unión de cuatro labios, sólo eso.

¿Cómo sería el mundo si nos quedáramos clavados en los 15 años? Todos con la mente puesta en lo mismo, en besarnos en la boca, en saber que se siente, a que sabe, como huele. ¿Es dulce?, ¿Salada? ¿Cuál es el sabor de la saliva? Esto sería un paraíso, lo malo es que quizás estuviera lleno de pequeños humanos frustrados por no encontrar una boca que pegarse a la boca, sufriendo día tras día y percibiendo la espera como infinita. Así estaba yo por entonces. Cuando en las tardes de biblioteca, al oscurecer, me encontraba con aquellas bocas. Las veía y mi imaginación volaba entre libros, y pensaba que ya estaban más cerca, que me aproximaba al día que consiguiera mi boca, mi anhelada boca, pues nada me interesaba tanto en el mundo, como eso, como los labios de aquellas ninfas con su misterioso sabor por descubrir.

Etiquetas: , ,

jueves, julio 03, 2008

Desamor de verano.

Quizás la culpa de aquel doloroso amor de verano la tuvo la absurda escunita del Coche de Papa; su cancioncilla, el vaivén, la mirada de aquella niña de la segunda fila. Todo aquello me hizo caer en la más dolorosa y dulce de las experiencias; mi primer desamor de verano. Hecho de plazas, de bancos, olores nocturnos a dama de noche, paseos a la confitería de Pepi para comprar flanes y Petazetas.

Preñado el cielo de blancas estrellas. En las farolas, ajenas a mí, las polillas achicharrándose y las gordas salamanquesas grises de banquete.
El corazón en estampida, y solo miradas.

Todo aquello tuvo la culpa, pues la dulce enfermedad de la adolescencia entró en mi como un tiro, que partiera corazón y sentidos. Que abriera mi persona, en formación, a los caprichos de las calles, de las esquinas.
Sentados en la Barda, aun sin saber del amor.

Etiquetas: ,