lunes, marzo 30, 2009

Palabras...


Bozo, hicos, seráfica, barbear, ruibarbo, tollinas, hisopo, conmiseración, gareta, impávido, corotos, estentórea, desempacar, reverberación, tumefacto, conturbados, atarantada, médanos, abigarrados, mitón, lacerada, sinapismo, empellones, landas, macilentas, papiamento, almófar, cheches, percudido, urdimbre, abyectos, pudibunda, lenguaraz, ínfulas, muladar, chafarote, anaqueles, vitrales, sarraceno, borceguí, menestral, chapalear, tremedal, acendrada, infidencia, oprobio, sábalos, tambo, falleba, salacidad, cumbia, abotagaba, dogal y horcones.

Sigo pescando palabras, la mayoría se escurren. Juegan con una memoria pequeña, hasta engañarla, hasta llenarla con
las estafas del olvido.


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sábado, marzo 28, 2009

De huevos, fe y gallinas.


Porque estoy hecho de recuerdos y mi futuro no será otra cosa que recuerdos por desgranar, viene a mi memoria uno de esos momentos que son, en el fondo, mi fondo.

Se trata de una gallina incubando dentro de una caja de madera con una cruz puesta enfrente, justo delante del pico. La gallina parece rezar, o implorar, en silencio, que su nidada salga adelante.

En el tinglado, al fondo del todo, de una casa larguísima que baja como una oscura escalera de rellanos conectados, de salones en penumbra, y paredes forradas de señores, con bigote y sombrero, en falsos jardines de cisnes descoloridos.
Al final, abajo del todo, una ropa de camilla, una bombilla y el aparador, con la caja donde se guarda el cambio.

Allí me mandaba mi madre a por huevos. Que los recuerdo preciosos dentro de un baño de paja. Francisca los sacaba con mimo de un oscuro cuarto; parecía que los estuviera defendiendo de un mundo perverso y ruin. Y los contaba, o los cantaba, entre números de nana, con su voz fina y suave, susurrando la musiquilla de los dos, los cuatro, los seis, la docena, la docena y media, y toma, este de regalo. Cuando los huevos pasaban por sus manos eran joyas que pudieran romperse sólo de mirarlas. Los cogía y los metía en la huevera de alambre, también con forma de gallina. Parecían sus propios hijos que, por necesidad, pusiera en venta. Limpios y brillantes, con sus corazones milagrosos para pasarlos por agua o por aceite.

Me gustaba ver a las gallinas cluecas, dentro de sus nidos, con sus crucecitas de pequeños palos atados. Me decía Francisca: - Esta sale de cuentas el martes que viene, si Dios quiere. Las tormentas me la pueden desgraciar. La vez anterior se asustó y perdió, no menos, la mitad.

Días más tarde me la encontraba orgullosa escarbando y hurgando por los rincones. Los pollitos vivaces corriendo por todas partes, atentos a los cloqueos de su madre.

También allí se quedó mi infancia, en casa de Francisca la de Quintín, en la calle La Plaza, un lugar de gallinas con fe.

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lunes, marzo 23, 2009

Diez minutos pasan volando.


Hoy me dijo el doctor que quiere probar conmigo un medicamento nuevo. Dice que podré ver, pero sólo unos minutos.

Nunca en mi vida vi nada, por eso nunca eché de menos la luz de las cosas. Tengo una realidad imaginada labrada por el tacto y los sueños. Sé como es una mujer porque la toco, y sé como es la cara de un niño y la piel de un anciano. Sé como es de fría la muerte, y como el fuego rompe la carne sin tocarla. Pero no los he visto nunca. En mi vida.

También sé de olores; Distingo el olor del trigo espigado, de la paja que se seca, de la tierra recién arada y de los charcos. Sé como huele el pelo de los gatos y distingo las especies de los árboles con sólo oler hacía arriba.

El doctor dice que me lo piense con calma, tengo hasta mañana para decidirme; – Tendrás no más de 10 minutos. - Me dijo - Podrás ver como cualquiera. El volumen se te hará imagen. El mundo a tu alcance. Pero luego, otra vez la oscuridad.

Estoy nervioso pues no sé si me gustará, no sé si debería negarme. ¿Y si el mundo me parece triste y no pudiera nunca más imaginarlo tal cual es?

Debería decidirme ya. Podría ver mis comidas preferidas, frutas diversas, el color del pan, como es un huevo por dentro. Podría ver el cuerpo de una mujer desnuda, las caras de todos mis familiares y amigos. Podría ver como es el suelo, o como flotan los puentes. Podría ver las calles con los coches, con las personas que producen todas las voces. Y los perros paseando las correas de sus dueños.

También veré a mi madre, y la miraré a los ojos. Podré mirar todos los ojos que se me niegan al tacto. Y si dicen que la mirada es el espejo del alma, quizás pueda ver el alma de mi hija, o incluso el color de su risa.
Debería elegir cosas que no puedo tocar, será de esta forma la ocasión mejor aprovechada; Unas montañas nevadas, un arroyuelo, la unión del mar con el cielo, las nubes, las aves, los aviones, la campana de la iglesia, la luna, las estrellas, mi pueblo amanecido.

Diez minutos pasan volando. Si estuvieras en mi pellejo, ¿Qué elegirías tu?

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domingo, marzo 22, 2009

Piedras en el tejado.


"Perdonamos a quienes nos aburren, pero somos incapaces de perdonar a quienes nos encuentran aburridos" François de La Roche-foucauld (1613-80, escritor francés)

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jueves, marzo 19, 2009

Las Hermandades protegen más a los joyeros que a los niños.

(Estas fotos no son mias)

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lunes, marzo 16, 2009

Moderno Foro Romano


Como me apasiona la Historia, quiero vivirla intensamente. La vida es tan corta.

Pongamos que esto de la Blogsfera es, por un momento, un moderno Foro Romano dónde pensamos, criticamos, debatimos... D. Jacinto Pereira es nuestro Cesar, así lo ha decidido una gran parte de la plebe. Siendo la plebe también de donde vengo, y no teniendo yo intención de menospreciarme.

Pero ser el Cesar no le exime de dar explicaciones. Por muchas victorias que le aniden en los laureles.

Dicho esto -siempre nos gustó a los oradores comenzar con un preámbulo- digo:

Si presuntamente se embulló -Bella palabra ésta que nos recordó nuestro orador Limia-. Deberá dar explicaciones, pedir excusas y asumir responsabilidades.

Pero, tal vez, nuestro Cesar sea inocente, y todas las acusaciones sean falsas y no pasó lo que dicen que ocurrió. Por cierto, unos hechos que aun no se nos han explicado con claridad, pero que todos nos figuramos. Por tanto... ¿Somos también nosotros presuntos inocentes de imaginarnos el delito?

Esto de la Ley es un lío. Donde se ponga un patriarca Gitano, que se quiten los fiscales.

Después de mi enredada oratoria... y de tanta información interesada por una y otra parte... ¿No sería mejor que nuestro Cesar explicara cómo ocurrieron los hechos?

¿Estuvo usted allí?, ¿Vio los restos arqueológicos?
¿Quién tomó la decisión de tapar en vez de estudiar?
¿Se repartieron en sus narices algunos objetos?
¿Se avisó a algún organismo competente para que visitaran el lugar y valoraran los hallazgos?

¿Es cierto que en Cobre las Cruces también se encontraron enterramientos?, ¿Quién los valoró?

Luego, si quieren, que nos hablen de Juan Antonio, de IU, del IPGE, de la Liberdad Digital y de la madre que los parió. Pero lo primero es lo primero.

Ni sé de leyes, ni quiero de veras, hurgar en la cebadura. Sólo pido conocer la verdad. Los ciudadanos la merecemos pronto y de primera mano. Aun no siendo jueces, aun no habiéndole votado. Pues las dudas son digestiones malas, largas y venenosas.

Habrá que esperar que hable la Justicia, pero también es de justicia que a la plebe se nos hable.

Saludos y gracias a todos por aguantarme.

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jueves, marzo 12, 2009

Está saliendo de Cuesta Verde, le echaremos de menos.

Os acordáis queridos mortales de la película Poltergeist?

Resulta que unos señores edifican una urbanización de ensueño sobre un viejo cementerio, pero tuvieron un pequeño despiste, quitaron las lápidas y dejaron los muertos.


¡Ay Aureliano, cómo es que la fantasía y la realidad casi siempre se cruzan y las películas se vuelven presente y hay por huevos que creer en los espíritus y en esqueletos que son capaces de mirarte para cagarse en todas tus castas!


Mal momento para dejar de fumar, o mejor dicho para dejar de escribir. Porque sí, por ahora, lo había dejado. Las ideas se me atolondran, pienso mil cosas a la vez, no me sale nada a derechas, y no puedo decir nada que me parezca digno. Pero bueno, si acaso, esto no es escribir, sólo estoy pensando en voz alta.

Y tengo que decirlo, quiero decirlo; Me hubiera gustado haber conocido a ese tipo chato de grandes ojeras. Quizás ese esqueleto de la foto me hubiera caído bien, o no. Lo mismo era un hijo de puta que, en todas las fiestas, vendía gladiadores, de esos que en Itálica se agujereaban el pellejo.

Algo tendría que contar, digo yo, ese antiguo vecino. Aunque él ya no vote.



Según "Libertad Digital" una tumba encontrada en Jardines de Gerena.

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martes, marzo 10, 2009

Qué Burro


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jueves, marzo 05, 2009

Al respetable.


Señoras, señores. A todos los visitantes ocasionales, a esos que ya se sentían como en su casa, decirles que me he quedado sin una gota de inspiración. Así que me vuelvo a tomar unas vacaciones forzadas.

Seguiré poniendo algunas fotos, mientras me queden, pero no pienso escribir en una temporada. Mis escritos volverán si tuviera algo interesante que contar.

Saludos al respetable.

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lunes, marzo 02, 2009

La estampida de la sangre.


Nos metimos en la plaza donde las manos viajaban en la exploración de los cuerpos. Donde se hacía universal y mudo el lenguaje de la curiosidad y el sexo.

Al poco de pedirle salir me la llevé, o me llevó, al banco más alejado y perdido de las miradas. Entregados a la pasión de las bocas, las lenguas, los dientes. Nos perdimos y encontramos en un dulce laberinto de labios incansables, insaciables.

Allí transcurrían estrellados ratitos de sábados y largas tardes de domingo. Tras las tuyas, en un largo beso capaz de cansar a los relojes, capaz incluso de pararlos. Con ese bendito juego de los adolescentes exploradores, de los aprendices de la piel.
Rendidos y entregados a la aventura del tacto, a la liberación de los poros, de las glándulas y a la estampida de la sangre.

Los ojos, siempre, cerrados.

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