miércoles, mayo 27, 2009

Flamenca de primavera.


La flamenca se viste.
La flamenca se pone los pendientes.
Los colores de la feria le van llenando el cuerpo.

El talle del vestido le abraza la cintura.
Por su escote mana el olor de la mujer andaluza.

Su sonrisa lo contagia todo.
Alegría de belleza sureña.

Y el Sol la cubre,
Para tocarla, para probar su piel de menta.
Flamenca sevillana de primavera.
Se va a la feria.

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viernes, mayo 22, 2009

El buscador de recuerdos.


Gerena, ¿recuerdas aquellas breves mañanas de aromas a tostá y a pan migao? Los medios días de chicharra y siesta. Las tardes, entre melones, matando mocos de pavos y cenizos. Esa hora mitad caliente mitad caricia en que tus suelos comenzaban a perder el rojo fuego y las viejas sacaban sus sillas del umbral para fuera, y nacían tertulias entre las rajas de las piedras, y los chascarrillos y las lenguas fluían trovadoras por las puertas de las calles.

Gerena, ¿recuerdas? La noche se anunciaba con un coro de grillos y el estío se cubría de polillas verdes, y salamanquesas, y niños corriendo por la cuesta abajo, luego, una cancioncilla flotaba:

- ¿De quien es esta prenda bonita y dorada?...
- Mía.
- ¿Y que le mandas?
- Le mando que...

Después: “Pasi misí, pasi misá, el d´alante corre mucho el d´atrás se quedará”

Y tantos otros...

Gerena, ¿recuerdas? Había un cine de verano oloroso con una pantalla gigante con los Cinco Magníficos y Bruce Lee pegando collejas, o un King Kong y un Godzilla, ambos de mala leche. Y cáscaras de pipas por el suelo, y un haz nervioso de colores sobre nuestras cabezas, y una ambigú al fondo. ¡Qué lástima, Gerena, de una memoria tan breve!

Gerena, ¿recuerdas? Había una higuera de un verde casi negro o de un negro casi verde, en una cantera, siempre sudando, de duros asientos, de música y teatro. Y un puesto de libros, bajó un inmenso olmo, donde mi padre me compró la guía de viajes de un tal Gulliver. Y una ruidosa montaña por frente y trasera, donde niños como monos subían y bajaban, trepaban, todos ruidosos, no paraban, no callaban, jorobaban.

Y podría, ahora que escribo, recordarte Gerena en tantas cosas, pero como siempre me vuelvo a acordar de tus muertos. Y no por triste, si no más bien tenaz en no olvidarlos, los voy buscando en mis recuerdos. Y los encuentro. Afortunado, los encuentro.

Por la calle va una ataúd chica, vasija del cuerpo de un niño. ¡Qué breve paseo!, ¡Qué misterio de doctores y enfermedades! ¡Cuántos dolores mudos! ¿Quién encerrará una ausencia? ¿Quién me enseñara, de una vez, aquel camino de vuelta?

Y sigo buscando. Y encuentro; una tarde seca de gritos, suspiros y lágrimas, pegadas a las paredes como los periquitos grises que habitan en los zócalos. Y un hombre fuerte se evapora, desaparece, tal que tragara la tierra. El abuelo de un amigo y un vecino se va. Y nos deja su fotografía yerta, pensativa, dentro de un marco.

Gerena, y sigo buscando. Y encuentro aquellas y aquellos suicidas tuyos; uno apareció, ya hinchado, flotando, en un tajo, entre lentejuelas verdes y profundos oscuros. Otra sangrando bañada de rojo. Otro, solitario, oscureciendo la tarde, y pendulando, cual reloj de despedidas, entre engranajes de leñas y hojas duras, o como un cristo que, tan pobre de cruz, eligiera una encina. ¡Ay si pudiera deciros que todo sigue! ¡Ay cuantos abrazos de espuma!

Porque Gerena es así, siempre es así, y lo ha sido siempre; vamos... venimos... hojarasca de hombres, mujeres y sueños, que el tiempo roba, que el viento mueve.


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domingo, mayo 17, 2009

Casi sin palabras.

La ciudad de Londres lo vio nacer un 16 de abril, hablamos de 1.889. Un año después su padre, actor de profesión y persona de bebida habitual y violenta, le abandona, también a su madre y a un hermano.

Esta mujer, una actriz de 19 años, va logrando, a duras penas, sacar adelante a los dos pequeños.

Nuestro protagonista llevaba las tablas en la sangre y a los cinco años sube, por primera vez, al escenario, sustituye a su madre en la compañía donde trabajaba, pues ésta pierde la voz y, entre abucheos y risas, tiene que abandonar su profesión para dedicarse a la costura.

Los embargos y el deambular por habitaciones cochambrosas les acosan, les amasan. Pero van sobreviviendo, sobre todo gracias a las actuaciones que los niños hacen a las salidas de las tabernas. Luego serían retirados de su madre para vivir en distintos hospicios, siempre de forma separada. Esta mujer, que nunca deja de luchar por ellos, sufre continuos internamientos en psiquiátricos, padece síntomas de esquizofrenia.

Con 8 años, un juez decide mandarlo, junto a su hermano, a vivir con su padre, casado nuevamente y con un hijo fruto de su segundo matrimonio. Tanto su padre como su madrastra son adictos al alcohol. En este ambiente viviría hasta que la Sociedad para la prevención de la crueldad a los niños tomara cartas en el asunto.

Después de este lamentable comienzo podríamos esperar un final tan triste como tantos otros. Pero asombrosamente salió del abismo. El teatro lo salvó, lo rescató, lo empujó hacia arriba. Para hacer teatro se embarcó con su compañía en una gira por Estados Unidos. Aun en el mar grita: “¡América, voy a conquistarte!” Y lo consigue. Paradojas de la vida; su éxito empieza representando el papel de un borracho, como lo fuera su padre.

Y qué suerte conocerle pues nos mostró la vida, aunque de sonrisas y lágrimas, cruel y tierna. Porque como él mismos dijera: “La vida es una tragedia si la ves de cerca, pero una comedia si la miras con distancia”

Se llamaba Charles Chaplin, y nos conquistó el corazón con su personaje de vagabundo solitario; “Charlot”, del que no hacen faltan explicaciones.

Chaplin y Charlot fueron inmensos; ayudaron y seguirán haciéndolo a millones de humanos a sonreír y a sucumbir ante la pasmosa realidad que nos envuelve. Y todo ello casi sin palabras; con un bombín, un bastón y unas viejas botas rotas.


Pincha aquí para ver video de Charles Chaplin.

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miércoles, mayo 13, 2009

Una Actuación Impresionante.




Señoras, señores, con todos ustedes, y por un breve periodo de tiempo antes que prosigan en una larga gira por África, el gran cuarteto del momento.


Actuarán en los más altos escenarios; en ramas, cables, en los postes de la luz, en los cordeles de la ropa.



En esta ocasión nos deleitarán con la obra “ Apetito en Primavera“.



Con todos ustedes el gran cuartero;



!! Los Tenores Golondrinos !!





Cantan a la vida. Cantan al futuro. Les importa bien poco el paro, el Euribor, el ipc, y la madre que parió al gobernador del Banco de España. (Suerte que tienen)


Su aspiraciones; vivir, reproducirse y volver. Volver a Gerena cuando se marchen los fríos.




(Abajo la foto con la directora del cuarteto)



Sin duda, les ha merecido la pena la entreda.


Una actuación impresionante.

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lunes, mayo 11, 2009

Esta noche.

Esta noche te miraré descaradamente, tanto, que no retiraré mis ojos de ti hasta que tu no los retires. Como un duelo particular entre tu y yo, a ver quien es mas fuerte, a ver quien cae antes, a ver quien sufre más.

Y aunque seas rubia, castaña o morena, esta noche te encontraré. No haré otra cosa que buscarte. Y cuando lo haga me fijaré en tu pelo, en tu espalda, en las curvas de tus huesos, hasta radiografiarte, hasta imaginarte como una Eva nadando entre manzanas. Así me gusta verte, entre manzanas verdes, con tu piel desnuda y olorosa.

Porque con esa forma de mirar tuya, hasta podríamos vivir si música.

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lunes, mayo 04, 2009

Matar una mosca

-Papá he matado una mosca-. Me dijo mi hija desde el asiento trasero del coche.
Yo estaba pendiente de las esquinas, de las señales de stop y de los cedas el paso. No le echaba cuenta.

- ¡
Papá!, te digo que he matado una mosca; como no dejaba de volar por el coche la he aplastado-. Entonces reaccioné, pensé en aquel bicho destripado, sangrando, manchando de vísceras viscosas los dedos de mi pequeña niña.
-¿Te manchaste? – Le pregunté.
-No papá, la he aplastado con un clinex.
-Bueno no te preocupes, yo he matado muchas moscas, decenas, quizás cientos. Cuando era pequeño las cazaba a puñados; a veces cuatro o cinco a la vez. Quizás más. Y en verano, cuando las mosquitas pequeñas se acercaban al flexo, las aplastaba entre las hojas del diccionario de ingles.

-Papá, ¡pero es que la tengo aquí muerta!-. Su voz era angustiosa.
-Eso no tiene importancia; yo les cortaba las patas, o las mataba con las gomillas o, después de quitarles las alas, se las daba de comer a las arañas o a las hormigas. No te preocupes, matar una mosca es algo que todo el mundo hace.

-Sí papá, ¡Pero es la primera vez que mato una mosca!

A veces una niña de 7 años te puede dejar sin argumentos.

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