jueves, octubre 29, 2009

Consejos de imaginación


Don Luis Cano, el presidente general, golpeó por vigésima vez la mesa y gritando se dirigió al consejo:
-¡Estoy harto de pagar unos sueldos que no merecen! ¿A caso piensan que mi empresa se dedica a la beneficencia?- Su rostro ardía en cólera - ¡Quiero ideas! ¡Buenas ideas! Hay que saber que quiere la gente de ahí fuera, y mi empresa lo tiene que vender. ¡Tenemos que ser los primeros! Jamás consentiré que vayamos a la saga de nadie. ¡O ganamos o no jugamos! ¿Entendido?

- Si, claro..., por supuesto- decían tímidamente la docena de señores encorbatados que rodeaban la mesa.

-A ver, Inaza, ¿Cuánto ganas al mes?- Inaza, intentando tragar la saliva que aprisionaba el cuello de su camisa, le contestó:

-Don Luis, no soy yo de los que más ganan en su empresa.

Al señor Cano se le llenaron de furia los ojos, contrajo los labios, síntoma inequívoco de que su mala leche hervía a borbotones, levantó la cabeza, arqueó las cejas, y con las pupilas inyectadas de odio empezó hablando muy bajo in crescendo a medida que iba escupiendo sus palabras:

-¿Le he preguntado si usted es el que más gana? ¡Me tienen cansados, no saben ni responder a mis preguntas! ¡Es tan difícil, joder!

-Don Luis, gano casi 4.000 euros-. Se apresuró Inaza a añadir, todo ello a media voz.

-Más pagas..., más incentivos..., ¿Verdad?

-Si Don Luis; sin contar las pagas y los incentivos.

-¿Y no le da vergüenza señor Inaza? ¿Y no sienten todos vergüenza? Un año como este que deberíamos haber crecido como la espuma y aun no estamos entre las diez empresas más ricas. Aquí faltan mentes, cabezas inteligentes. Creí que podía contratar a los más preparados, y quizás ustedes lo estén, pero no son los más listos. Son como los demás; a llevárselo calentito y a la empresa que la parta un rayo. ¡Malditos chupa sangres!

El señor Inaza, como todos, sabía que en estos momentos lo mejor que se podía hacer era no hacer nada, y sobre todo no hablar; esperar que el presidente soltara toda su rabia, que vomitara sobre ellos su ristra de frustraciones y, si a caso, imaginar.

En los fragores de aquellas crisis Inaza imaginaba siempre lo mismo: Que a Don Luis le daba en aquel mismo instante un infarto fulminante, cayendo muerto sobre el sillón de la presidencia. Luego todos los consejeros, en medio de una algarabía festiva, se quitaban las corbatas y las tiraban por los aires. También los papeles eran lanzados al techo, todos gritando y riendo de alegría.
Y, curiosidades de las mentes humanas que utilizan hilos invisibles para conectarse unas a otras, en ese momento todos los presentes, la dirección de la compañía en pleno, imaginaban exactamente lo mismo, la misma escena, el mismo rictus facial sobrevenido por la cogestión.

A Inaza se le escapaba una involuntaria sonrisa. Y todos, a la vez, saboreaban el deseo nítido de ver al director muerto; con los ojos perdidos, con la boca desencajada; derrumbado sin una gota de fuerza; como un perro rabioso después del tiro de gracia.

Continuará...


Etiquetas:

miércoles, octubre 28, 2009

Libertad y Justicia Social



Libertad y justicia social

Frei Betto * 25.09.09. MUNDO. Adital -

En la década de 1980 visité con frecuencia los países socialistas: Unión Soviética, China, Alemania oriental, Polonia, Checoslovaquia y Cuba. Estuve también en la Nicaragua sandinista. Los viajes se debieron a invitaciones de los gobiernos de aquellos países, interesa dos en el diálogo entre Iglesia y Estado.

De lo que observé concluí que ni el socialismo ni el capitalismo lograron superar la dicotomía entre justicia y libertad. Sin embargo, al socializar el acceso a los bienes materiales básicos y a los derechos elementales (alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda y descanso), el socialismo implantó un sistema más justo para la mayoría de la población que el capitalismo.

A pesar de que fue incapaz de evitar la desigualdad social y por tanto las estructuras injustas, el capitalismo instauró, aparentemente, una libertad de expresión, de reunión, de locomoción, de creencia, etc. que no se veía en todos los países socialistas gobernados por un partido único (el comunista), cuyos afiliados estaban sujetos al "centralismo democrático".

¿Se encontrará el ideal en un sistema capaz de reunir la justicia social, predominante en el socialismo, con la libertad individual vigente en el capitalismo? Esa cuestión me fue planteada por amigos durante años. Siempre opiné que la dicotomía es inherente al capitalismo. La práctica de la libertad que predomina en él no casa bien con los principios de justicia. Basta con recordar que sus presupuestos paradigmáticos competitividad, apropiación privada de la riqueza y soberanía del mercado son antagónicos con los principios socialistas (y evangélicos) de solidaridad, compartir, defensa de los derechos de los pobres y de la soberanía de la vida sobre los bienes materiales.

En el capitalismo la apropiación individual e ilimitada de la riqueza es un derecho protegido por la ley. Y la aritmética y el sentido común enseñan que cuando uno se apropia, muchos quedan desapropiados. La opulencia de unos pocos proviene de la carencia de muchos.

La historia de la riqueza en el capitalismo es una secuencia de guerras, opresión colonialista, saqueos, robos, invasiones, anexiones, especulaciones, etc. Basta con analizar lo que sucedió en América Latina, en África y en Asia entre los siglos 16 y primera mitad del 20.

Hoy la riqueza de la mayoría de las naciones desarrolladas proviene de la pobreza de los países llamados emergentes. Todavía ahora los parámetros que rigen la OMC (Organiza ción Mundial del Comercio) son claramente favorables a las naciones metropolitanas y desfavorables a los países exportadores de materias primas y mano de obra barata.

Un país capitalista que actuase según los principios de la justicia cometería un suicidio sistémico; dejaría de ser capitalista. En los años 80, al integrar la Comisión Sueca de De rechos Humanos, fui cuestionado en Uppsala por qué el Brasil, con tanta riqueza, no con seguía erradicar la miseria, como sí lo había logrado la pequeña Suecia. Les pregunté: "¿Cuántas empresas brasileñas están instaladas en Suecia?" Se hizo un prolongado silencio.

En aquella época no había ninguna empresa brasileña en Suecia. A continuación pregunté: "¿Cuántas empresas suecas están presentes en Brasil?" Todos sabían que había marcas suecas en casi toda América Latina, como Volvo, Scania, Ericsson y SKF, pero no sabían cuántas exactamente en Brasil. "Veintiseis", les aclaré. (Hoy son 180). ¿Cómo vamos a hablar de justicia cuando uno de los platos de la balanza comercial es tan claramente favorable al país exportador en detrimento del importador?

Que la injusticia social es inherente al capitalismo, podría alguien admitirlo. Y luego objetar: ¿pero no es verdad que en el capitalismo lo que falta de justicia sobra de libertad? En los países capitalistas ¿no predominan el pluripartidismo, la democracia, el sufragio universal?, ¿los ciudadanos y ciudadanas no manifiestan con libertad sus críticas, creencias y opiniones? ¿No pueden viajar libremente e incluso escoger vivir en otro país, sin necesidad de imitar a los balseros cubanos?

De hecho en los países capitalistas la libertad existe sólo para una minoría, la casta de quienes tienen riqueza y poder. Para los demás sigue vigente el régimen de libertad consentida y virtual. ¿Cómo se va a hablar de la libertad de expresión de la recogedora de basura, del pequeño agricultor, del obrero? Es una libertad virtual, puesto que no disponen de medios para ejercerla. Y si critican al gobierno, eso suena como una gota de agua anegada por la ola avasalladora de los medios de comunicación - televisión, radio, internet, periódicos, revistas -, que están en manos de la élite, la cual trata de infundir en la opinión pública su visión del mundo y su criterio sobre valores. Incluyendo la idea de que los miserables y los pobres son libres...

¿Por qué los votos de esa gente nunca producen cambios estructurales? En el capitalismo, debido a la abundancia de ofertas en el mercado y a la inducción publicitaria hacia el consumo superfluo, cualquier persona que disponga de un mínimo de ingresos es libre para escoger, en los estantes de los supermercados, entre diferentes marcas de jabones o de cervezas. ¡Pero intenten escoger, sin embargo, un gobierno orientado a los derechos de los más pobres! Que se intente alterar el sacrosanto "derecho" de propiedad (basado en la sustracción de ese derecho a la mayoría). ¿Por qué Europa y los Estados Unidos cierran sus fronteras a los emigrantes de los países pobres? ¿Dónde queda la libertad de locomoción?

Sin los presupuestos de la justicia social no se puede asegurar la libertad para todos.

[ Frei Betto: Autor de "Diário de Fernando. En las cárceles de la dictadura militar", entre otros libros. Traducción de J.L.Burguet]

* Escritor y asesor de movimentos sociales.


Nota: Gracias amigo por mandarme estos textos; regalos para este blog.

Etiquetas:

viernes, octubre 23, 2009

Mundo Incivilizado



En este Mundo de las prisas...

Comprado una vez el coche; a los diez años es tan viejo.
Un reloj; antiguo a los cinco.
Un móvil a los tres; un ladrillo.
Una blusa; raída, cochambrosa a los dos.
Las gafas de sol tras un año; una reliquia.
Unos zapatos a los seis meses; usadísimos.
El cepillo de dientes al tercer mes deberíamos cambiarlo.
Las cuchillas de afeitar a los treinta y tantos días; a la basura.
El CD de la manta lo escucharé una semana.
El periódico de esta mañana ya huele a rancio.
Y la bolsa de plástico, donde vino el pan, es vieja, muy vieja.

En este Mundo, de usar y tirar, deberíamos empezar a tomarnos en serio la vida.

Y pensar que un coche es viejo si no se sueña dentro. Y un reloj antiguo si nadie lo calienta, y un móvil un ladrillo si no recibe “te quieros” o si nunca los manda. Una blusa raída si no ansiamos quitarla. Tus gafas de sol caducas si tus ojos ya no me miran. Y el cepillo de dientes no es ni tuyo ni mío, es de dientes. Ahora, romanticismos a parte, la cuchilla; o tuya, o mía, pero de alternar tus piernas y mi cara nanay.

En este Mundo, malditamente breve, no se nos dará una segunda oportunidad; vayamos soltando los lastres.

Y regalemos lo besos a espuertas, y reguemos con risas las esquinas. Charlemos con todos los desconocidos, tarareemos a todas las horas, cantemos a pulmón limpio en los huecos de las escaleras, en las azoteas. Y silbemos mientras andamos, y toquemos la guitarra en las aceras, y bailemos en todas la plazas, y, el que pueda, que haga el amor en los ascensores, ¿por qué no?

Dejar de ser cotillas y comenzar a ser curiosos. No votar a los que mienten. Querer a los que visten diferentes, o rezan diferente, o aman diferente. Saber que nuestra verdad puede ser falsa. Que tal vez a los dioses no les importe si existimos. No creer lo que nuestros ojos ven, pedir siempre explicaciones y, si hay posibles, el jamón de pata negra.

Y apagar ese cacharro asqueroso que nos vuelve simples y que tanto nos soba. Porque sin esos cochinos televisores podremos ser mucho más libres y, sobre todo, civilizados.

Etiquetas:

martes, octubre 20, 2009

Moribunda y vieja


Nostalgia tengo de ti la lluvia, y lágrimas secas de no tenerte.

Lluvia, lluvia... chaparrón que rebosa viejas canales de la Brujera.

Risas de agua desde las cuesta, charcos de barro, donde los niños,
meten botas, piedra y manos; sucios ángeles, pobres diablillos.

Nostalgias de las sedientas harrias, de los cabreros, de los lebrillos,
de la tabla de lavar, de un campamento de gitanitos.

¡Venid amigas nubes! Traedme ranas, sapos gordos, el verde limo,
que tengo rota esta garganta, tan triste y sola sin su chorrito.

Dolor sin agua, años... daños...
Moribunda y vieja Fuente los Caños.

Etiquetas:

miércoles, octubre 14, 2009

Epifanio Martí

Si todos podemos tener un gran amor y un gran odio, el odio de Epifanio Martí era a la “Verdad”. La repudiaba, la detestaba, hasta tal punto que la “Mentira” -el gran antídoto contra la verdad-, lo fue envenenando por dentro como una lenta y paciente carcoma que empezara un día con un pequeño desliz y que, poco a poco, lo devorara en persona y en cuerpo hasta convertirlo en lo que al final pareció. Y no puedo decir lo que al final fue, pues ni él mismo pudo al fin saberse ni conocerse sin sus mentiras.

Un día Epifanio, al salir del cementerio, tropezó con una sombra. Y al empezar de nuevo el paso le pilló el pie cambiado y cojeó levemente. En ese preciso instante le pareció como si el miembro no le respondiera, continuando el paso errado. Así llegó a su casa, entró por el portón derecho hasta su catre, y pasó tumbado las primeras horas, luego fueron varios los días; dolorido en todo momento, ya fuera recién levantado o a media tarde.

Finalmente salió a la calle cuando no tuvo más remedio, pues también el hombre necesita de pan y de vino. Entonces todo el pueblo pudo ver a un hombre tullido, más viejo y senil que nunca, andando mal y torcido, convertido desde entonces en el cojo del pueblo.

Dicen que hay personas que son capaces de creerse sus propias mentiras, pero él no se conformaba con sólo eso; cuando Epifanio inventaba una mentira llegaba incluso a amarla. Y tanto luchaba por ella, y tanto la defendía, que al tiempo la mentira se volvía verdad y luego tenía que mentir de la propia mentira para que así ésta no se le revolviera; pues la verdad y la mentira acabaron siendo para Epifanio la misma cosa; una oscura serpiente sin ojos, que de tanto comerse a sí misma se había vuelto por entera cabeza, con dientes sucios que lo roían todo, y una piel cubierta de lenguas siseantes hasta volverlo sordo.

Nota 1 : La foto es de un callejón en Jabugo (Huelva)
Nota 2: Cualquier parecido con alguna persona real es mera coincidencia.

Etiquetas:

sábado, octubre 10, 2009

Nunca dijo "te quiero"

Nunca le dijo a su mujer que la quería, ni siquiera después de muerta mientras arrancaba los cardos en el campo santo. Pasaba a menudo cerca de la lápida, pues desde que se jubiló mataba el tiempo como jardinero ocioso del pequeño cementerio.

Entre las blancas paredes, llevado por el azaroso devenir, se cruzaba con aquella mirada tierna, y se paraba silencioso ante la foto borrosa, entonces, se le solía escapar media sonrisa y media lágrima, y aunque lo pensaba y lo seguía sintiendo, nunca le decía que la quería.

Ambos tuvieron una hija menuda y chillona, pero con unos ojos profundos que desnudaban la hipocresía sin proponérselo. Ella desapareció, sin avisar, al cumplir los quince años. Mucho se habló de aquello y mucho llovió, hasta que todos se olvidaron del asunto para siempre. Había momentos en los que él mismo dudaba si realmente aquella hija existió. Entonces dejaba lo que estaba haciendo, o soñando, y abría el armario de los uniformes colegiales y los lazos color magenta.

Tras el calvario de los silenciosos meses, y en el acoso permanente de las falsas pitonisas, Epifanio Martí comprendió que su destino era ese; vivir en la completa duda, arrastrar de por vida el rencor hacía una verdad que se le negaría para siempre.

¿Continuará?

Nota: La foto es de la Sierra de Aracena, a la derecha el cementerio de Alájar (Huelva)

Etiquetas:

jueves, octubre 08, 2009

Sin palabras


Ciertos días difíciles nuestras mujeres nos ponen en un aprieto y nos preguntan: -¿Pero tu me quieres?-. Y entonces pensamos sin hablar: “ Si yo pudiera llenarte las manos con montocitos de amor...” Pero no hablamos, sólo pensamos; la respuesta se suele quedar en el aire, sin encontrar palabras, pues siempre fue más fácil hablar con el corazón que con el diccionario.

Pero todos, por suerte, sabemos qué es el amor. Es algo con lo que nacemos; ya lo traemos puesto. Y hasta el ser más ruin del mundo suele tener escondido un gran amor, y busca el momento, la ocasión, para llenarle los bolsillos de montoncitos de amor.

Continuará...

Etiquetas:

lunes, octubre 05, 2009

Hoy los mirlos están alborotados


Se llama Pelayo y tiene uno de los mejores blogs que conozco. A veces se pasa, o se queda corto, se apasiona, se envilece o se enternece. Es, en todo caso, un ejemplar raro.

Por no sé que misterio su blog no lo puedo enlazar en la lista de los que visito asiduamente, se queda estático y no se pone el primero el día que publica. Por eso lo pongo separado. El blog tiene un título un tanto desconcertante. A mí me gusta llamarlo “El de los mirlos” o simplemente “literatura callejera”.

Se ha llevado mucho tiempo si escribir y ahora lo hace no con una publicación, con tres.

No digo más, que cada uno saque sus conclusiones, ahora... si alguien se encuentra a ese pájaro algún día por esas ventas del fino “La Ina”, como dijo aquél; “si pide un trago, tú lo invitas a cien, que yo los pago”

Etiquetas: